El producto saludable que puedes comprar como alternativa ante la subida de precio del aceite de girasol

La crisis de la inflación ha empujado a las familias a comprar productos más baratos y menos sanos. Aunque se suele pensar que a menor coste, peor calidad, no siempre es así

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Juan Manuel Molina, consejero delegado de Aceites Manuel Molina: "Es la alternativa menos castigada"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Comer sano no es barato. Para encender el fuego de nuestra cocina tenemos que recurrir a la luz o al gas natural o butano, que no para de subir. Pero cuando añadimos aceite a nuestra sartén, si no escogemos bien, puede salirnos muy caro. Según datos del Banco de España, cuesta el aceite cuesta un 56% más que en enero del año pasado. Esta cifra es una media entre todos los tipos de aceites. Por tanto, si agudizamos la vista podemos encontrar una variedad oleícola que salga más barata. Y a pesar de lo que parezca, más sana.

Desde que comenzase la guerra de Ucrania, el aceite de girasol ha aumentado de precio de forma exponencial. Este verano ha alcanzado un crecimiento del 83% en comparación con el año anterior. Muchas personas optaban por esta grasa por ser una de las más baratas en el supermercado. Sin embargo, con la invasión rusa, el girasol desapareció de las estanterías de los comercios y su precio, cuando volvió a poder comprarse, se disparó. Por eso, los consumidores miran hacia otro lado en busca de una alternativa, cuando realmente ha estado siempre delante.

Cocina saludable sin subidas

El informe semanal del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha arrojado datos sobre el precio de los aceites durante estas últimas semanas. Y sorprendentemente, el aceite de oliva virgen extra es el menos golpeado por la inflación. Un 18,62%, frente al 56% de media del resto de grasas. Juan Manuel Molina, consejero delegado de Aceites Manuel Molina, explica que esto se da porque “el desequilibrio entre oferta y demanda no es tan excesivamente alto como ha ocurrido al aceite de girasol”. Esta grasa fue la peor parada por la guerra de Ucrania, ya que el país invadido era su principal exportador. Aun así, reconoce que “la demanda es un poco mayor por la situación global de la economía y de los aceites”.

Pero además, el factor ambiental también ha influido en este crecimiento, “por la sequía de los últimos años, aclara Molina. Aun así, las variaciones de precio son habituales en el aceite de oliva virgen extra. Sobre todo lo notan los agricultores. El precio que refleja el Ministerio es la media a la que las fábricas que transforman el fruto en aceite compran la fruta a los recolectores. En cuanto al consumidor, lo “podría notar la subida en algo menos a ese 18%”.

El consejero delegado expone que “el aceite de oliva virgen extra puede ser la alternativa menos castigada de todos los aceites comestible”. Además, la venta para ellos va bien: “Los consumidores están más receptivos a comprar el aceite de oliva virgen extra“. Sobre todo porque “es el que menos ha subido de todos los aceites comestibles tanto a nivel nacional como internacional”, pero evita poner el foco en el precio. La principal virtud de este alimento, recalca Molina, es “el consumidor debe valorar también la calidad no solo por el sabor, sino por la salud”.

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