Agredidos por ser del PP en el País Vasco: "Sigo mirando debajo del coche. Ya me lo quemaron"
Los afiliados y simpatizantes de la formación viven cada día con miedo por el mero hecho de tener una ideología concreta o pertenecer a un partido político determinado
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La violencia en País Vasco por motivos ideológicos sigue desatada. Hace algo más de una semana, Ander García, que fue candidato del PP en la localidad de Legutio en el año 2019, fue agredido por una desconocida después de que ésta conociera su militancia. Después de recibir un puñetazo, el afiliado del Partido Popular llamó a la Ertzaintza para denunciar el ataque que había sufrido "por su condición de militante del PP". La presunta agresora fue detenida y fue desde entonces cuando las agresiones a simpatizantes o afiliados de formaciones constitucionalistas en País Vasco ha saltado a los medios de comunicación, en un intento por intentar erradicarla.
"No podían con las armas, mucho menos lo van a conseguir con puñetazos", escribió el joven militante del Partido Popular en sus redes sociales después del ataque en la calle.
No obstante, y como ya venimos contando, desgraciadamente no es la primera vez que se han notificado casos similares a estos y son muchos simpatizantes del PP los que se han visto en situaciones similares por el mero hecho de estar de acuerdo con una ideología que, al parecer, no encaja con la de los violentos de la comunidad.
Hablan los afectados por el acoso y las agresiones en País Vasco: "¿Dónde queda lo que reivindican los partidos de izquierda?
En COPE hemos podido hablar con tres afectados por estas agresiones, insultos y el acoso por el mero hecho de pertenecer al PP. Uno de estos afectados es U.T (siglas por petición del entrevistado), quien vive en Bilbao y en el trabajo se vio obligado a quitarse una pulsera del Partido Popular. "Me vino una supervisora que no suele estar nunca y me dijo que no querían saber nada de política, que me tenía que quitar la pulsera. Que no estaba bien visto", ha relatado. Llegados a este punto, también ha confesado haber recibido insultos en plena campaña electoral: "Montas la carpa y te llaman de todo", ha lamentado. "¿Dónde queda lo que tanto reivindican los partidos de izquierda?", se ha preguntado U.T.
No solo hablamos de casos de agresiones recientes, sino de acoso y amenazas que han sucedido con anterioridad y que aún a día de hoy hace que los simpatizantes del Partido Popular vivan con miedo. Hablamos del caso de Modesto, un afiliado del PP y antiguo dueño de una pequeña cafetería en Bilbao, a quien quemaron hasta en tres ocasiones su local. "Comenzaron a quemar mis bienes y amenazarme", nos ha contado. "A partir de ahí, tuve que sacar a mi mujer y mi hija de País Vasco y hasta hace poco hemos tenido que estar con psiquiatras", ha confesado Modesto, quien ahora vive en Castro Urdiales con su familia.
"Tuve que solicitar guardaespaldas: algunos pagados por el estado y otros pagados por mí", ha señalado el afiliado de la formación azul para, a continuación, hablarnos de uno de sus peores episodios: "Una vez hubo dos etarras que me querían asesinar pero los guardaespaldas me salvaron. Me quemaron la cafetería y estaban todos los días encima, haciendo manifestaciones e incluso querían poner una bomba frente a mi portal". Todo esto, tal y como nos ha explicado, tuvo lugar en el año 1999, cuando era simpatizante del partido. En el año 2009 volvieron a quemarle el coche y Modesto ha confesado que todavía mira "debajo del coche por si hay una bomba". En este sentido, él asegura seguir teniendo miedo.
COPE también se ha puesto en contacto con Iker, estudiante universitario y secretario de Juventud del Partido Popular de Vizcaya, quien recientemente ha sufrido acoso a través de redes sociales por el mero hecho de pertenecer a las filas de la formación azul. "Todo vino a raíz de una foto que subí a mis rede sociales", nos ha contado. "Aparecía yo, compañeros del PP vasco y Carlos García, el concejal del PP vasco en Bilbao (con quien COPE también ha hablado)".
"Un grupo de antifascistas cogieron el tuit y recibí amenazas y acoso", ha confesado el joven afiliado. "Me decían que sabían dónde estudiaba, que me tenían vigilado. Incluso tengo constancia de que compartieron fotos mías en grupos suyos intentado localizarme por la universidad. Me dijeron que tuviera cuidado", ha señalado. Una situación que, según ha contado, no es un caso aislado ya que otros compañeros suyos también están siendo acosados y amenazados. "Les hacen pintadas en las paredes, son señalados por llevar una pulsera con la bandera de España o por pertenecer a un partido político determinado", ha asegurado.
Un comportamiento que viene motivado, en su opinión, por el hecho de que aún se permitan homenajes a terroristas. "Creo que muchos de los jóvenes y simpatizantes que están de acuerdo con este tipo de actos, tienen el cerebro muy lavado y ha generado también que cada vez los jóvenes constitucionalistas estemos más amenazados", ha lamentado Iker.
"Nunca han cesado esas actitudes"
En COPE también hemos hablado con Carlos García, concejal del Partido Popular en Bilbao y vicesecretario en Vizcaya, quien ha asegurado que en País Vasco "hay una cultura del uso de la violencia que aún se sigue legitimando cada vez que Bildu se niega a condenar cualquiera de los asesinatos terroristas de ETA". La legitimación de esta violencia, a su juicio, también se produce con "cualquier ataque a una sede o a un militante del Partido Popular". Algo que, aún a día de hoy, "sigue latente".
"La enfermedad de la violencia inoculada por el mundo de ETA no se cura de un día para otro", ha señalado el vicesecretario de los populares en Vizcaya. "Sigue habiendo personas en País Vasco que ven justificado el uso de la violencia con quien piensa diferente y eso genera que muchas personas muy jóvenes hayan aprendido eso y se creen con el derecho de poder agredir a mis compañeros del Partido Popular o a insultarles como hacían sus mayores hace diez, veinte o treinta años por la calle".
En última instancia, Carlos García ha hecho retrospectiva y ha señalado que la presión del terrorismo de ETA "no solo era el tiro en la nunca", sino que también podía ir enfocado a la "agresión, el insulto o la amenaza". No solo a cargos políticos o personas de gran calado social, "sino también a personas anónimas con ideas como las del Partido Popular". Para concluir, eso sí, ha lamentado que en realidad estas actitudes "nunca han cesado" y que sus compañeros y miembros del PP nunca han dejado de estar en esta tesitura.