Castells reivindica la figura de Lluch en "un momento de crispación dañina"

"Lo mataron para matar la paz y no lo consiguieron", ha subrayado Castells, quien ha recordado su amistad con Lluch

Castells reivindica la figura de Lluch en "un momento de crispación dañina"

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El ministro de Universidades, Manuel Castells, ha reivindicado este viernes la figura de Ernest Lluch y su compromiso con el diálogo, la paz y la mejora de la calidad de la democracia, cuando España vive momentos "de crispación innecesaria y dañina".

Castells ha participado, por videoconferencia, en el homenaje que la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) ha rendido a su exrector, en la víspera del 20 aniversario de su asesinato a manos de ETA en el garaje de su casa de Barcelona.

Al acto, que ha comenzado con la proyección del documental "Ernest Lluch: libre y atrevido", de Jordi Vidal y Josep Morell, en el Paraninfo de Las Llamas en Santander, se han sumado su hija Eulalia, el catedrático de Economía y vicerrector de su equipo, Antón Costas, y la rectora de la UIMP, María Luz Morán.

"Lo mataron para matar la paz y no lo consiguieron", ha subrayado Castells, quien ha recordado su amistad con Lluch, una relación que nació en París, donde el ahora ministro estaba exiliado y un Lluch entonces estudiante "se la jugaba" haciendo de correo entre el exilio y la resistencia socialista en Cataluña.

Según Castells, además "de una gran persona y un amigo", Lluch fue "un excelente académico, que unía el rigor teórico con el sentido práctico en la aplicación de la política", que, como ministro, sentó las bases del sistema sanitario español.

A su juicio, su figura es un ejemplo en estos momentos porque introdujo la racionalidad en la práctica política para "mejorar la vida de las personas" y fue un intelectual "comprometido con una política de conciliación y de superación de la violencia".

Un compromiso, ha señalado, que le llevó a "esas conversaciones secretas para transformar el fanatismo asesino en algo que pudiera ser diálogo y entendimiento".

"Hoy no tenemos la violencia que acabó matándolo, pero sí una violencia verbal y unos enfrentamientos que no son democráticos", ha afirmado el ministro, antes de ensalzar la figura de un Lluch "pacificador" y comprometido que "puso todas sus cualidades al servicio de las personas y de la mejora de la calidad democrática de este país".

Eulalia Lluch ha rememorado la etapa de su padre al frente de la UIMP, que ella vivió de cerca, cuando "se respiraba cultura y había gente interesantísima de todos los ámbitos, con los que podías hablar de tú a tú".

Lluch, según su hija, era un rector que cumplía con su deber "con sumo gusto" durante el día y al que le gustaba mezclarse con los alumnos por las tardes, acudir a las fiestas e incluso alguna vez subir al tren turístico que recorre el Palacio de la Magdalena, más conocido como "magdaleno", para hacer de guía.

Era, ha dicho, un defensor del diálogo y ante todo un profesor que tuvo un paréntesis en la política. "La palabra diálogo formaba parte genéticamente de él y su capacidad de empatizar la utilizó para tratar de encontrar una solución para el problema etarra".

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