Ciudadanos paga a Podemos con su misma moneda frente a Sánchez: el veto

Ciudadanos intenta resituarse en el tablero político español, después de una últimas elecciones generales, las del 10-N, que supusieron un auténtico varapalo para la formación naranja, tanto, que su líder indiscutible, Albert Rivera, en un hecho pocas veces visto en la política nacional, dimitía apenas 48 horas después.

A partir de ese momento, tras la llegada de Inés Arrimadas a la dirección del partido y de una manera cada vez más clara, la ejecutiva que preside ha ido marcando cada vez mayores distancias con la de su predecesor. Tanto es así que destacados dirigentes como Juan Carlos Girauta o Marcos de Quinto, dieron un portazo y se fueron al no estar en absoluto de acuerdo con el viraje político impuesto por la nueva presidenta y que les estaba acercando a Sánchez.

Dicho viraje ha tenido este lunes otro nuevo episodio, con la reunión entre la número dos del Gobierno de coalición de PSOE y Podemos, Carmen Calvo, y el segundo de Arrimadas, y portavoz en el Congreso de Ciudadanos, Edmundo Bal. Según ha trascendido, el motivo de este encuentro no es otro que revisar el grado de cumplimiento de los acuerdos alcanzados hasta el momento entre ambas partes, aunque, muy probablemente, también esté sobre la mesa el próximo proyecto de Presupuestos del Estado.

Ciudadanos paga a Podemos con su misma moneda

Pero este encuentro entre Gobierno y Ciudadanos llega envuelto de nuevo en la polémica, como casi todo lo que rodea al Ejecutivo de Pedro Sánchez, pues la formación naranja ha vetado la presencia en el mismo de cualquier ministro de Podemos, algo que no ha sentado nada bien en las filas de la formación que lidera Pablo Iglesias, socios de coalición del Gobierno, a pesar de que hayan señalado que “lo respetamos”.

De esta manera, Ciudadanos paga a Podemos con su misma moneda frente a Sánchez: el veto. No hay que olvidar, que, por ejemplo, hace menos de una semana, concretamente el pasado miércoles durante la sesión extraordinaria celebraba por el pleno del Congreso y donde el presidente del Gobierno explicó los acuerdos alcanzados en la última Comisión Europea, el portavoz parlamentario de la formación morada, Pablo Echenique, indicó a Sánchez que debe “elegir entre los que gobiernan apoyados por la ultraderecha en comunidades autónomas y ayuntamientos”, en clara referencias a PP y Vox, “y los que apoyaron un programa progresista en su investidura”.

Una postura, ésta de Podemos, que no es la primera vez que la expresan en público, pues no parecen muy dispuestos a que Sánchez se acerque siquiera al centro político que defiende representar el partido de Arrimadas. Los de Iglesias, prefieren que Sánchez continúe en el extremo izquierdo del arco parlamentario, junto a ellos y al resto de formaciones que apoyaron de la investidura con su voto a favor o su necesaria abstención, como los independentistas y nacionalistas de Bildu, ERC o PNV, entre otros.

Complicado entender cómo en Podemos pueden pedir a los de Arrimadas que respecten “la soberanía popular y su expresión en el Parlamento aunque el resultado no estuviera entre sus planes”, cuando ellos mismos son los que están obligando a Sánchez a elegir entre la formación naranja o ellos, los “socios de investidura”.

Difícil situación la que tiene por delante el PSOE de Sánchez en el Gobierno frente a sus socios de Gobierno y de investidura, como igualmente complicada es para Ciudadanos, pues son muchos los que siguen sin entender cómo se puede acordar algo con un Gobierno de coalición, sin que uno de sus socios, en este caso Podemos, esté en ese acuerdo, máxime cuando ya ha mostrado claramente al presidente cuáles son sus cartas. O con ellos o con nosotros, todos no caben en el barco en el que navega Iglesias.

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