Un doble escudo frente a la Covid-19: anticuerpos y células
A mayor agresividad del COVID en una persona mayor es también la producción de anticuerpos, son los ya famosos IGG's (aunque los hay de otro tipo) y neutralizan el virus
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La producción de anticuerpos y de determinado tipo de células son dos de las defensas que tenemos las personas frente a la Covid-19. Forman parte de nuestro sistema inmunitario y combaten los efectos del coronavirus de diferente manera, a veces de forma combinada y otras no. Son nuestros escudos para tratar de eliminar el virus y/o impedir que se extienda por nuestro organismo.
A mayor agresividad de la Covid en una persona mayor es también la producción de anticuerpos, son los ya famosos IGG's (aunque los hay de otro tipo) y neutralizan el virus.
Cuatro meses después de contagiarse Isabel aún tiene anticuerpos “me hice la prueba serológica en julio y me dio que tenía 4 anticuerpos a pesar de que había pasado ya tiempo y pienso que el riesgo de volver a contraer la enfermedad es muy reducido” señala.
Pero el efecto de escudo de estos anticuerpos no es eterno. Según explica a COPE Marcos López al frente de la Sociedad Española de Inmunología “hablamos de alrededor de 6 meses de media más en algunos casos y menos en otros”.
No todas las personas que se infectan generan anticuerpos. Depende del funcionamiento de su sistema inmunitario y de la carga viral, también de cada organismo.
"Algunas personas eliminan el virus con su respuesta innata generalmente porque tienen una escasa carga viral y con esa primera barrera es suficiente, pero otras necesitan ir más allá y es cuando ponen en marcha una respuesta específica para combatir ese coronavirus, una respuesta adaptativa que es la que va a determinar la generación de anticuerpos” señala López.
Esos anticuerpos que pueden ser de hasta 5 tipos diferentes y que básicamente impiden el contagio o la reinfección son uno de nuestros escudos frente a la Covid 19, pero no es el único.
Y es que según este inmunólogo “los últimos estudios apuntan a que puede que la respuesta celular sea más protectora que la de anticuerpos. De hecho, las aproximaciones de las vacunas están buscando eso, no solo producir anticuerpos sino también están mirando el nivel de producción de células T”.
¿Qué son las células T y cómo nos protegen? ¿cuánto duran sus efectos?
Las células T, también conocidas como asesinas, no impiden que el virus entre, pero sí que paralizan su extensión por el cuerpo y lo hacen destruyendo las células infectadas.
Los expertos consultados por COPE piensan que la generación de estas células puede protegernos durante más tiempo que los anticuerpos, entre dos o tres años según recientes investigaciones basadas también en la respuesta celular registrada con otros virus mortales entre ellos el SARS o el MERS y menos dañinos como un resfriado común de esa misma familia de los coronavirus.
Y hay personas que producen a la vez anticuerpos y linfocitos T, pero no todas tiene esa respuesta mixta y unas producen más anticuerpos y otras más células tóxicas. En este caso además de neutralizar el virus con sus anticuerpos destruyen las células infectadas que actúan como fábricas para los virus. No impiden la entrada del patógeno en las células, pero si evitan que el virus se disemine por el organismo inutilizando el lugar donde se replican, van directos a la fábrica de armamento que son las células infectadas y no solo al armamento que son las partículas virales.
¿Es nuestro sistema inmunitario siempre un aliado?
Por desgracia no siempre lo es ya que algunas disfunciones o características genéticas pueden hacer que lejos de ayudarnos a combatir el efecto del coronavirus nuestro sistema inmunitario nos haga incluso más vulnerables.
Uno de los problemas que se está estudiando es la alteración en la producción de interferón, que avisa al resto de células inmunes de la presencia del coronavirus y actúa como un antiviral. Si no lo generamos o no en suficiente cantidad impedimos que las células del organismo puedan defenderse adecuadamente del coronavirus lo que deriva en una situación clínica de mayor gravedad.
Y es que nuestro organismo puede generar anticuerpos anti-interferón y su presencia según los últimos estudios es mucho más frecuente en hombres que en mujeres y la probabilidad aumenta también con la edad, lo que explicaría junto a otros factores que haya más pacientes críticos hombres que mujeres y mayor número de enfermos severos mayores que jóvenes.
Sin embargo y para sorpresa de los inmunólogos, el SARS-COV2 no ha tenido mayor incidencia en personas inmunodeprimidas ni en pacientes oncológicos o trasplantados o con enfermedades autoinmunes. Algo que según López también se explica por el hecho de que “estas personas se han autoprotegido más y desde antes que el resto con medidas de aislamiento y uso de mascarillas”.
Y también porque en un paciente con inmunodeficiencia “el fallo no es siempre del conjunto del sistema inmunitario como es el caso de los niños burbuja, sino que puede ser únicamente una parte la que no funciona adecuadamente y que ese apartado no sea determinante para combatir la Covid” concluye este portavoz de la Sociedad Española de Inmunología.