Millo acusa a Puigdemont de alentar a "murallas" violentas el 1-O
El ex Delegado del Gobierno en Cataluña ha asegurado que advirtió a Carles Puigdemont de que estaba impulsando un "planteamiento suicida".
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Millo ha comparecido este martes como testigo en el juicio a la cúpula del "procés". El ex Delegado del Gobierno en Cataluña ha apuntado que en sus reuniones con Puigdemont se encontró enfrente una "silla vacía", porque lo único que le interesaba al expresidente era obtener el "beneplácito" para llevar a cabo referéndum de independencia, sin plantearse alternativas ni abordar otras cuestiones de interés en el ámbito social y económico.
"Entendí que la única posibilidad de revertir (esta situación) es que él (Puigdemont) rectificara, que tuviera una fase de lucidez, pero eso lamentablemente no se produjo", ha relatado Millo, que ha testificado que ni el expresidente catalán ni su vicepersidente Oriol Junqueras estuvieron "nunca" dispuestos a dar "marcha atrás".
Millo ha destacado que en sus encuentros siempre le recordaba a Puigdemont, actualmente huido de la justicia española en Bélgica, que como presidente de la Generalitat era el representante ordinario del Estado en Cataluña y que su obligación era cumplir la ley y obedecer a los tribunales.
"Intenté persuadirle de que era un muy mal camino", ha subrayado Millo, que siempre dejó claro a Puigdemont que no había ninguna manera de acordar un referéndum de autodeterminación, porque de la soberanía nacional no había posibilidad de "negociar nada".
En contraposición con la versión de los dirigentes independentistas juzgados en el Supremo, que denunciaron que se encontraron una "silla vacía" cuando intentaron dialogar con el Gobierno, Millo ha replicado que era él quien se encontraba una "silla vacía" cuando se reunía con Puigdemont.
"No me daba respuesta a nada que no fuera permitir la comisión de un acto ilegal", ha recordado Millo, que ha insistido que Puigdemont nunca ocultó que su objetivo era el referéndum, ya que le contaba que tenía un "mandato democrático" para llevar a cabo la hoja de ruta para declarar la independencia.
Según Millo, ante esta situación, era "imposible" ponerse de acuerdo, porque ningún mandato electoral pude suponer incumplir la ley, por lo que intentó persuadir a Puigdemont de que abandonara su "planteamiento suicida", ya que estaba convencido de que iba a facturar y dividir a la sociedad y crear problemas de convivencia en Cataluña.
Pero la respuesta de Puigdemont era siempre la misma, ha lamentado Millo, que ha dicho que el expresidente le decía que no iba a poder hacer ninguna otra que no fuese convocar el referéndum.
De hecho, en uno de sus últimos encuentros, en una cena empresarial el 6 de junio, Millo insistió a Puigdemont que no convocara el referéndum, ante lo que éste le contestó de forma tajante: "Yo no puedo dar marcha atrás, tengo a las fuerzas parlamentarias que me apoyan ahí (impulsando el referéndum), no veo manera... yo voy a convocar el referéndum y después seguimos hablando".
Millo advirtió entonces a Puigdemont de que convocar el referéndum supondría un "punto de inflexión prácticamente irreversible", si bien Puigdemont convocó días después la consulta.
Millo acusa a Puigdemont de alentar a "murallas" violentas el 1-O. El ex delegado del Gobierno en Cataluña Enric Millo ha acusado al expresidente Carles Puigdemont de alentar el 1-O las concentraciones en puntos de votación para impedir que la policía requisara urnas, ante lo que se constituyeron "murallas de personas" que se enfrentaron violentamente con los agentes.
Millo ha denunciado que el 1-O se formaron "masas, murallas de personas, dispuestas a enfrentarse, a oponerse, en algunos casos violentamente," a la policía judicial que cumplía con el mandato de impedir el referéndum: "Vimos ejercer la violencia contra agentes de manera clara, en un choque evidente".
Cuando a primera hora de la mañana del 1-O Millo constató que había numerosas personas apostadas en el interior de los puntos de votación, compareció públicamente hacia las 9.00 horas para advertir de que no se estaba permitiendo cumplir el mandato judicial para requisar material electoral, y solicitó colaboración ciudadana para que no se entorpeciera la labor de los cuerpos de seguridad.
Sin embargo, después de que hubiese "enfrentamientos" y "choques" entre los concentrados con la Policía Nacional y la Guardia Civil, Millo compareció de nuevo, pasado el mediodía, para expresar su disconformidad con lo ocurrido y pedir a Puigdemont que desconvocara el referéndum "para evitar males mayores y que la cosa no se complicara más".
Ante ello, Puigdemont respondió con una comparecencia en la que no solo no atendió a su requerimiento para desconvocar el referéndum sino que "continuaba animando a todo el mundo" a que fuera a votar y, lo que le pareció aún "más irresponsable", aplaudió la actuación de las personas "que estaban defendiendo las urnas y los colegios", con un llamamiento implícito para seguir con su defensa, "como si alguien estuviera atacando".
"Fue una declaración institucional muy desafortunada porque se incrementó el número de personas concentradas en los mal llamados colegios electorales, para formar masas, murallas de personas, dispuestas a enfrentarse, oponerse, en algunos casos violentamente a la policía judicial", ha denunciado.
Millo ha cerrado filas con la actuación de la Policía Nacional y la Guardia Civil el 1-O y ha señalado que en días posteriores les visitó para conocer de primera mano cómo habían vivido aquella jornada, ante lo que oyó "testimonios estremecedores" ya que tuvieron que afrontar una situación "difícil y compleja", cumpliendo con su deber de manera "ejemplar".
"No era nada fácil, pude ver dedos rotos, alguna fractura de piernas, un chaleco antibalas rajado de extremo a extremo, y esto con una uña no se puede hacer, hay que utilizar un objeto punzante", ha detallado Millo.
Un agente también le contó que había caído en la "trampa del Fairy: verter detergente en la entrada de un colegio para que cuando los policías entraran, resbalaran, cayeran y luego les patearan en la cabeza".
Ahí, el presidente del tribunal, Manuel Marchena, ha tenido que parar al testigo ante el murmullo en la sala: "Forma parte de la normalidad más absoluta que la declaración del testigo pueda no gustar... pero lo que yo les pido por favor a todos los que están hoy en esta sala es que eviten las muestras de aprobación y desaprobación".
Según Millo, los agentes también relataron que algunos de los concentrados para entorpecer la labor policial emplearon "artes marciales" para golpearles, también en la nunca.
Por el contrario, ha negado que días después al 1-O pidiese disculpas en una entrevista por la actuación policial: "Nada más lejos de mi voluntad".
A su juicio, se desnaturalizó su mensaje, con el que realmente se disculpaba ante los ciudadanos que participaron el 1-O "engañados por su gobierno" y se encontraron "una situación totalmente desagradable", algo que debía haber hecho Puigdemont, el "único responsable" de todo aquello.