La polémica con las medias de Arconada en España '82: cuando la política salpicó a la selección

El portero vasco tenía una manía que fue muy comentada hace 38 años, en el Mundial de fútbol que organizó nuestro país

La polémica con las medias de Arconada en España '82: cuando la política salpicó a la selección

Millán Cámara

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

¿Es posible que Naranjito sea el único buen recuerdo que se llevó la delegación española de ‘su’ Mundial de fútbol en 1982? La verdad, por mucho que nos duela, es que sí, porque el papel de la selección no estuvo a la altura de las circunstancias. ¿Se imaginan lo distinto que habría sido todo si el Rey Juan Carlos, y no Sandro Pertini (el entonces presidente de Italia), hubiese sido el mandatario eufórico en la final? Pues eso, que los italianos ganaron aquella Copa del Mundo y a nosotros nos tocó verlo desde una distancia, para más inri, no muy lejana.

Lo cual no quita para que la duodécima edición del campeonato deportivo por excelencia dejase algunos momentos para la historia. Son de sobra conocidos aquellos relativos al ámbito futbolístico: el equipo brasileño legendario pero eliminado en la segunda fase, la primera gran aparición internacional de Maradona, la inesperada brillantez de Paolo Rossi, la ira contra Alemania en Gijón por aliarse con Austria para dejar fuera de la competición a Argelia

No obstante, también hubo tela que cortar en lo extradeportivo. Al menos, así lo demuestran estas dos anécdotas de corte polémico que tuvieron su cierto eco entonces y que ahora, 38 años después, merece la pena desempolvar. Las padecieron en La Roja y en la siempre vecina y rival Francia.

Las medias de Arconada

Aquel Mundial no fue agradable para ninguno de los componentes de nuestra selección. Tampoco para el portero de la Real Sociedad: ni él ni sus compañeros de equipo pudieron trasladar su buen momento liguero al equipo nacional. Sí, los Camacho, Santillana y Quini de turno, entre otros, tan sólo pudieron ser duodécimos en casa, con tan sólo una victoria en su haber (2-1 contra Yugoslavia).

El mal juego de aquel combinado en todo momento, desde el primer partido hasta la eliminación en la segunda fase, permitió que las críticas siempre estuviesen a la orden del día. Lo que provocó que Luis Miguel Arconada estuviese en el candelero no tanto por su actuación bajo palos, sino por su costumbre de vestir medias blancas y no negras, como el resto de internacionales españoles.

Muchos pensaron que aquella decisión tenía un trasfondo político: en las medias que formaban parte de la vestimenta oficial de España, lucía la bandera nacional. Y, como los ánimos estaban más que caldeados con respecto al País Vasco en aquel momento (por los años del terror motivados por la banda terrorista ETA), las críticas se dispararon. Al igual que la especulación.

Arconada nunca confirmó ni desmintió nada sobre sus medias blancas, que la Federación Española le permitió utilizar. De hecho, quienes le acusaban de “antiespañol” no cayeron en la cuenta de que sí lució en muchos partidos la bandera española. Eso sí, en el brazalete de capitán que le tocó portar en bastantes ocasiones. Además, también vistió alguna vez las medias oficiales de la selección, como se puede comprobar en alguna fotografía de la época.

Arconada

Sin embargo, la polémica volvió a estar de plena actualidad una vez que Arconada había dejado de jugar con España. La avivó José Antonio Camacho, sucesor del guardameta vasco como capitán del equipo nacional, por estas declaraciones a Interviú en 1988: “Los directivos de la Federación son los culpables de que Arconada no vuelva a la selección”.

De la noche a la mañana, Miguel Muñoz dejó de convocar a Arconada para todo tipo de compromisos internacionales desde abril de 1985. Lo hizo a pesar de que el portero se mantuvo a buen nivel hasta su retirada en 1989. ¿Hubo motivos extradeportivos relacionados con la política detrás de la decisión? Nunca se supo, y Arconada tampoco quiso despejar la incógnita entonces: “No tengo nada que decir al respecto”.

Tras tener conocimiento de sus palabras, la Federación pidió a Camacho que rectificase, pero el exjugador del Real Madrid nunca se desdijo. Y así quedó, ya parece que para siempre, la historia: sin aclarar.

El ‘español’ que nunca pudo recuperarse de su traición a Platini

La selección francesa vivió una buena época a principios de los 80, como bien se supo en España (sobre todo y precisamente Arconada) allá por la Eurocopa de 1984, que conquistaron los galos. Dos veranos antes, en 1982, su participación en el Mundial español también fue muy notable, ya que se concluyó en cuarta posición.

¿Las cosas pudieron haber ido aún mejor? Nunca lo sabremos, pero quedará la duda permanente de qué habría hecho Francia en el torneo si el idilio entre Michel Platini y Jean-François Larios no se hubiese ido al traste. La exitosa conexión entre ambos dentro del campo, arrastrada desde su periplo en el Saint-Etienne, se extinguió sin remedio durante aquella Copa del Mundo. Y lo mismo ocurrió con la buena amistad que mantenían ambos jugadores.

Larios

¿El motivo? Larios (nieto de malagueños y apodado ‘El Español’ o ‘El Gitano’ por ello) tenía una aventura con la esposa de Platini, Christelle, desde mayo de 1980. La estrella del combinado francés se había enterado del affaire tiempo antes del Mundial, pero fue entonces cuando la convivencia se volvió insostenible. Así lo evidenció Larios en Bilbao tras la derrota gala frente a Inglaterra (3-1), en el primer partido del torneo para ‘Les Bleus’: “Nadie en el equipo me habla ni me pasa la pelota. Me dan la espalda personal y profesionalmente”.

Aquel fue el penúltimo encuentro de Larios con Francia. Platini le dejó las cosas muy claras a su seleccionador, Michel Hidalgo, tras la derrota contra los ingleses: tenía que elegir entre Larios o él. Y, por supuesto, Hidalgo se decantó por la leyenda. Larios había pedido dejar la selección en enero, para evitar todo ostracismo. Aun así, finalmente tuvo que pagar ese peaje.

“Salía siempre antes que los demás, me daba una ducha solo y me iba antes que mi examigo. Fue un flechazo, una verdadera historia de amor, pensaba que nos escondíamos bien, pero se descubrió, desafortunadamente. Con él no me dirigía la palabra. Ni siquiera un ‘Hola’. Pero seguíamos jugando juntos. Cuando hay un contrato, uno se calla la boca. Me convertí en un proscrito”, cuenta Larios en su biografía.

El mediocentro de orígenes españoles no volvió a vestirse de corto con el equipo francés hasta el partido por el tercer y cuarto puesto contra Polonia. Fue la despedida de Larios de la selección. Con derrota (3-2) y la casualidad para nada casual de que Platini no disputó aquel encuentro. La carrera de su en otro tiempo amigo, que tenía 25 años entonces, tan sólo fue cuesta abajo a partir de entonces: tampoco parece cosa del destino.

“Era Platini el que decidía quién jugaba o no en el equipo de Francia. Yo lo sabía”, se resigna Larios de nuevo en sus memorias. Quién le iba a decir que un lío de faldas como el que protagonizó le saldría tan caro tanto en lo personal como en lo profesional. Y todo estalló una tarde del verano del 82 en San Mamés.

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