El rotundo futuro de España que Franco reveló al presidente Nixon una vez falleciese

Se cumplen 50 años de la única visita oficial de Nixon a España para conocer de primera mano cuál era el futuro diplomático de España con Estados Unidos

Nixon y Franco

Javi García

Publicado el - Actualizado

4 min lectura

El 2 de octubre del año 1970, una jornada después de la celebración en España del Día del Caudillo, fecha en la que se celebraba el nombramiento de Francisco Franco como jefe del Estado, Richard Nixon viaja hasta el Aeropuerto de Madrid-Barajas. Era la segunda visita presidencial de un presidente de Estados Unidos tras la visita de Eisenhower en el año 1959.

La reunión entre Franco y Nixon en Madrid

Aquel viaje significó el final del aislamiento internacional del régimen, por eso la visita de Nixon significaba una oportunidad perfecta para seguir acercando posturas entre los dos lados del Atlántico.

Uno de los principales objetivos de la visita de Nixon a Madrid era mantener cierto control sobre el Régimen de Franco y también sobre la dictadura que estaba impuesta en Grecia para afianzar la posición de Estados Unidos en el Mar Mediterráneo. En este sentido, el presidente estadounidense estaba muy interesado en conocer el futuro de España una vez que Franco falleciese.

El líder republicano no estuvo más de 24 horas en suelo español, pero le dio tiempo a darse un baño de masas: más de un millón de personas abarrotaron las principales arterias de la capital para saludar a Nixon, que fue recibido por los Príncipes, Juan Carlos y Sofía, en el Palacio de la Moncloa. Desde allí se marchó al Pardo para despachar en una reunión de hora y media con Franco varios asuntos diplomáticos.

Según citaba la crónica de ABC: "Ambos estadistas trataron temas de interés común y pasaron revista a los más destacados problemas internacionales", entre los asuntos más importantes estaban la situación del Mediterráneo y también de Oriente Medio. Nixon recibió la medalla de oro de la Ciudad de Madrid y agradeció la calurosa bienvenida que le dio el pueblo de la capital. Sobre estas palabras de gratitud, el presidente americano pidió seguir trabajando en una única dirección por la paz en el mar del sur de Europa.

Los intereses de Estados Unidos con el futuro de España

El presidente de Estados Unidos nunca más volvió a España en visita oficial, pero este pequeño encuentro con el futuro Rey y con Franco fue una de las primeras semillas para ver florecer la Transición. Un año después, con Franco con ciertas dificultades de salud, Nixon envió en misión secreta al general Vernon Walters para tener una entrevista con Franco y asegurarse que el futuro democrático y constitucional de España estaba asegurado: "Quiero que vayas y hables con Franco sobre lo que acontecerá después de él", le dijo Nixon a su agregado militar según confesó este en una entrevista al ABC. La historia también la cuenta en su libro Misiones discretas.

El propio Walters explicó que aquel vuelo que cruzó el Mediterráneo fue largo y que le dio tiempo a pensar cómo iba a actuar una vez que estuviera frente a Franco: "Fui. Toda la noche en el avión pensaba cómo se lo iba a preguntar. Me recibió en El Pardo con el ministro López Bravo. Franco estaba de pie, le di una carta de Nixon en la que pedía que hablara francamente conmigo". Ante el contenido de esta carta, Franco parecía estar ya resabiado en mil batallas y le respondió lo siguiente: "Lo que le interesa realmente a su presidente es lo que acontecerá en España después de mi muerte, ¿no?".

El estadounidense confirmó las sospechas de Franco, que rápido le contestó en los siguientes términos: "Yo he creado ciertas instituciones, nadie piensa que funcionarán. Están equivocados. El Príncipe Juan Carlos será Rey, porque no hay alternativa. España irá lejos en el camino que desean ustedes, los ingleses y los franceses: democracia y muchas más cosas, qué sé yo. Habrá grandes locuras pero ninguna de ellas será fatal para España".

Las palabras del Caudillo provocaron cierta sensación de sorpresa en Walters, que le preguntó cómo podía estar tan seguro de ello: "Porque yo no voy a dejar algo que no encontré al asumir el gobierno de este país hace cuarenta años. Diga a su presidente que confíe en el buen sentido del pueblo español, no habrá otra Guerra Civil", contestó Franco, que nada más pronunciar estas palabras se levantó, estrechó la mano del enviado de Nixon y dio por terminada la entrevista.

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