Sánchez allana el camino a los indultos: “Hay un tiempo para el castigo y para la concordia”
El presidente del Gobierno sigue dando muestras de querer perdonar a los presos condenados del procés
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Llegaba con solemnidad pacifista Pedro Sánchez al Congreso para la sesión de control de este miércoles y portando la carpeta abierta de par en par con el posible indulto a los presos del ‘procés’. Y lo hacía, además, con la seguridad del típico amigo que arma el relato en su beneficio propio. Porque en eso ha consistido la estrategia de viraje y transformación del discurso del Gobierno en esta materia. Del acatamiento de la sentencia contra los independentistas en la cárcel y “su íntegro cumplimiento” ha pasado a abrir la puerta a los indultos y su Ejecutivo insta a verlo “con naturalidad”.
Ayer allanaba el camino en Bruselas y este miércoles, en sede parlamentaria, ha dejado al toro en suerte. El Gobierno ha decidido transitar por la sinuosa vía del indulto a los presos independentistas. Veremos de qué manera, pero el Ejecutivo ya prepara la asimilación de su relato a base de fuerza y presión en la opinión pública.
“La Constitución recoge el castigo y la concordia. Y hay un tiempo para el castigo y para la concordia”, ha proclamado Sánchez, que no ha dudado en señalar que el gesto sería “en beneficio de la convivencia entre españoles” y “con independencia del número de escaños que le apoyen”.
Un discurso que ha chocado como una locomotora a toda velocidad contra el líder la oposición, Pablo Casado. El popular embestía con fuerza: “El pago que le piden por haber acabado en La Moncloa será su finiquito y el epitafio del PSOE constitucional”. Acusaba a Sánchez de querer indultar a quienes han “atacado las leyes reventando la concordia y dinamitando la convivencia”.
Pero el presidente del Ejecutivo no recogía el guante de Casado y le ha pedido con los indultos ––lo que parece ya una evidencia, visto lo visto–– que su partido esté con ellos: “Sean responsables y apoyen también al Gobierno”. Lo ha hecho de forma sutil, pero directa, apelando al sentido de Estado del PP y plantándoles un pulso a la lealtad institucional: “Los socialistas hicieron con el expresidente Mariano Rajoy ante el referéndum del 1 de octubre de 2017 en Cataluña”.
Después de esa mansa, al parecer, propuesta, ha venido el rejonazo a Casado: “A quien le hicieron un 1 de octubre y le plantearon una declaración unilateral de independencia no fue a este Gobierno progresista, fue a un Gobierno del Partido Popular”, ha recordado con vehemencia Sánchez. Y ha terminado de rematar, a renglón seguido, asegurando que Casado reconoció antes de las elecciones catalanas que la gestión del PP "fue un desastre”.
Casado, que tampoco daba su brazo a torcer, le ha espetado que “cumplir la ley no es venganza”, y le ha reprochado a Sánchez que diga que “con equidistancia hay que superar fracturas y errores”, cuando solo el PP ha sufrido “su cordón sanitario y la violencia separatista". “No permitiremos que lo vuelvan a hacer, ni los secesionistas, ni usted”, ha zanjado Casado, que ha recalcado que recurrirán los indultos ante el Tribunal Supremo.
Todo el foco mediático y el ojo del huracán se posaba en qué iba a responder Sánchez sobre el asunto candente de un probable indulto a los presos del ‘procés’. Y el interés, tras esa respuesta, se disipó, como un globo que se desinfla perdiéndose en lontananza.
Porque después, la sesión de control se ha sumido en un largo letargo, representado en el rostro cansado de la viceministra cuarta del Gobierno, Teresa Ribera, que clamaba por cerrar los ojos durante más de cinco segundos. Y en un bostezo en el que casi engulle su propia mascarilla.
La mirada cabizbaja del presidente del Ejecutivo, poco entusiasta en los aplausos de las réplicas de sus vicepresidentas, evidenciaba las ganas de salir escopetado de la Cámara Baja. Esta vez para presentar un informe más cercano en la realidad y en el tiempo, sin viajar a 2050: el Plan de Acción para la Internacionalización de la Economía Española 2021-22.
Los indultos han sido la única tónica de importancia durante la sesión de control que ha tenido lugar este miércoles. Además de Casado, su portavoz en la Cámara Baja, Cuca Gamarra, ha cargado con dureza contra el más que probable perdón a los líderes golpistas. Por otro lado, el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, y la presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas, también han seguido por esa línea. Los dos primeros contra la vicepresidenta primera, Carmen Calvo.
Pero esta última no ha querido entrar al trapo en el tema los indultos y ha insistido en acusar al PP de deslealtad y de ser un Partido Popular “irreconocible”. Y Espinosa de los Monteros también ha querido colocar su mensaje en este delicado asunto. Aseguraba que “para los españoles su Gobierno es un peligro, pero para quienes quieren acabar con España, su Gobierno es una gran oportunidad”. “Quieren ilegalizar a Vox, pero no les importa seguir sometidos a quienes tienen por único objetivo acabar con la unidad de España”, le reprochaba a la vicepresidenta primera.
La decisión y el camino elegido por los socialistas cuenta con el beneplácito de sus socios. Y aun siendo conscientes del riesgo que asume el Gobierno de Sánchez, estos seguirán la hoja de ruta marcada para construir el relato y vender a la sociedad el indulto a los golpistas del 1-O.