Vox y la extrema derecha internacional: parecidos razonables
La deportación de inmigrantes o la centralización del Estado son ideas similares a las de Le Pen o la ultraderecha holandesa
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"Vox es extrema derecha". Es una de las frases más repetidas en las últimas semanas, desde el mitin de este partido en el Palacio de Vistalegre de Madrid hasta su espectacular irrupción este domingo en las elecciones andaluzas, con 12 diputados. Pero, ¿lo es? Una de las formas de descubrirlo es comparar a la formación de Santiago Abascal con lo que popularmente se ha llamado "la extrema derecha europea" y, cruzando el charco, los movimientos ultraconservadores de Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil.
Esa comparación está reinada por los hechos. Empecemos por el primero y el último: En enero de 2017 Abascal fue 'bautizado' como nuevo líder de la ultraderecha española por sus colegas ideológicos europeos. Fue en Coblenza (Alemania), donde el presidente de Vox estuvo con el líder del Partido de la Libertad holandés Geert Wilders y Marine Le Pen, quien este domingo felicitó a la formación por sus resultados en Andalucía.
Esta reunión fue la casilla de salida mediática de Vox, que, desde el mitin de Vistalegre, vive sus mejores días. En aquella cita el partido presentó las "100 medidas urgentes" para España. Unas iniciativas que tienen mucho que ver con las de otros líderes ultraconservadores en Europa y América. De hecho, la forma de presentarlas -una ennumeración de ideas-, se parece a los 144 objetivos que Le Pen presentó de cara a las presidenciales francesas de 2017.
No es la única coincidencia con el Frente Nacional galo. El centralismo del que hace gala Le Pen forma parte de los primeros puntos del documento del partido español: "Transformar el Estado autonómico en un Estado de Derecho unitario que promueva la igualdad y la solidaridad en vez de los privilegios y la división. Un solo gobierno y un solo parlamento para toda España".
Un aspecto en el que Vox se parece mucho a sus partidos homólogos internacionales es el de la inmigración. Todos coinciden en limitarla al máximo. En sus "100 medidas", la formación de Abascal habla de "deportación de todos los inmigrantes ilegales a sus países de origen" y "de los inmigrantes que estén de forma legal en territorio español pero que hayan reincidido en la comisión de delitos leves o hayan cometido algún delito grave". Algo que ya había prometido Le Pen y que, el ministro de Exteriores italiano, Matteo Salvini (Liga Norte), ha preconizado desde que ha llegado al cargo. En Estados Unidos Donald Trump ha hablado de que la mayoría de migrantes mexicanos y centroamericanos son "delincuentes".
En España, la extrema derecha quiere frenar, sobre todo, la inmigración islámica con el "cierre de mezquitas fundamentalistas". Wilders, en los Países Bajos, promete prohibir "los templos nazis del islam". Vox también habla de levantar "un muro infranqueable en Ceuta y Melilla". Un muro, algunos pensarán, como el que quiere levantar Trump en su frontera sur.
¿Se acuerdan del lema de campaña electoral de Trump? "Make America great again" ("Haz América grande otra vez"). Vox utilizó en 2016 ese mismo mensaje:
En cuanto a su programa económico, los de Abascal hablan de reindustrializar y, sobre todo, de bajada de impuestos, envuelto todo ello de cierto aroma proteccionista como el de Alternativa para Alemania o el Partido Republicano de EE.UU.
¿En qué se diferencian?
En este punto, el económico, se diferencian del Frente Nacional, cuyo ideario contiene un discurso más autárquico y propio de sistemas autoritarios (nacionalización de la banca, por ejemplo).
La diferencia con Salvini radica es aún mayor, por lo que significa ahora en España el nacionalismo catalán: mientras el ministro de Exteriores, de la independentista Liga Norte italiana, simpatiza con ese movimiento, Vox aboga en su primer punto por suspender esta autonomía "hasta la derrota sin paliativos del golpismo".
Pero quizás la gran diferencia es que Vox no es un partido euroescéptico, como sí lo son el Frente Nacional o la Liga Norte. En sus "100 medidas" habla de suprimir el espacio Schengen "hasta que exista la garantía europea de que no lo utilizarán los criminales para huir de la justicia (como han hecho los golpistas separatistas) ni lo aprovechen las mafias de la inmigración ilegal para introducir personas". Sin embargo, habla de alinearse con los países del Visegrado (Hungría de Viktor Orban, República Checa, Eslovaquia, Polonia) "en cuanto a fronteras, soberanía nacional y respeto por los valores de la cultura europea y que aumente considerablemente el peso de España en la toma de decisiones, al menos tanto como lo hacía el tratado de Niza"