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El paso al lado de Alberto Núñez Feijoo, pillaba de sorpresa en el PP a todos aquellos que creían que las dudas del líder gallego formaban parte de su estrategia habitual de dejarse querer para presentarse al final. Pero esta vez no era un farol: el presidente de la Xunta anunciaba entre lágrimas que se queda, y eso provocaba pánico en más de uno en el partido. Algunos defendían la coherencia y honradez de Feijoo; otros, sin embargo sospechan que no veía tan clara su victoria, y que había voces que le venían advirtiendo que las fuerzas estaban muy igualadas.
De hecho, las dudas mostradas por el líder gallego llevaban a primera hora de ayer a un sector del PP a impulsar la candidatura de Pablo Casado como posible antídoto ante Soraya Sáenz de Santamaría. Sea como sea, la decisión de Feijoo podría tener dos consecuencias inmediatas: una, la presentación de la candidatura de la ex-vicepresidenta, que ve así allanado su camino para liderar el PP, y que ha venido trabajando en silencio estos dias para recavar apoyos en torno a su persona; dos, la presentación también como candidata de María Dolores de Cospedal, que despejará hoy su futuro en un discurso ante la Junta Directiva Regional del PP de Castilla la Mancha.
La candidatura única ya es una quimera: hasta el momento han mostrado su intención de presentarse: el vicesecretario de Comunicación del partido, Pablo Casado; el secretario de Relaciones Internacionales del PP, José Ramón García-Hernández; el ex-presidente de Nuevas Generaciones del PPV, José Luis Bayo; y el ex-ministro, José Manuel García Margallo. La mayoría insiste en que quieren integrar al contrario después del congreso, en que no quieren luchas encarnizadas y heridas abiertas, pero, de momento, toca seguir la máxima del escritor romano Vegecio: “si vis pacem para bellum” ( si quieres la paz, prepárate para la guerra).