Sánchez confía la remontada al cambio de estado de opinión post-pandémico

La Moncloa planea usar el 12-O con el Rey como hito de "normalidad".

Sánchez confía la remontada al cambio de estado de opinión post-pandémico

Ricardo Rodríguez

Publicado el - Actualizado

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“Apenas restan semanas para lograr la inmunidad de rebaño”, enfatizan en La Moncloa tras un primer fin de semana completo sin las restricciones impuestas por el estado de alarma, bajo estampidas de españoles, particularmente hacia las zonas de costa o para ver familiares. Con la incidencia del virus en descenso por el efecto de las vacunas, el Gobierno, a pesar de insistir en las medidas de seguridad contra la Covid-19 y en la obligación de mantener la guardia alta, ha interiorizado mostrarse empático ante el ansia ciudadano de volver a la normalidad.

La inquietud por la “fatiga pandémica” siempre ha estado presente en la sala de máquinas gubernamental, pero se ha acelerado tras la tragedia del PSOE en las autonómicas madrileñas del 4-M. La tecla emocional de la libertad, el mensaje fuerza de Isabel Díaz Ayuso, ha sido destacada, entre un aluvión de factores, por el entorno presidencial. De ninguna manera ha sido echada en saco roto. Y como muestra, los oídos sordos de Pedro Sánchez a la presión de las Comunidades Autónomas ante el caos jurídico para afrontar la recta final de la pandemia, parapetándose además en la palanca de trasladar al Tribunal Supremo la última responsabilidad.

“Vacunar, vacunar y vacunar”, representa el balón de oxígeno que ha insuflado en Sánchez dosis de seguridad, ganas de resistir y la consideración de que, junto a la llegada de los fondos europeos, serán suficientes para revertir la caída en picado de su imagen. A la espera de despejar el camino, su propio entorno sólo habla en clave de futuro, confiado en que el tiempo que queda de mandato - “más de la mitad de la Legislatura”, según retan – se revertirá el escenario. “Tenemos por delante dos años y medio y en ese plazo pasarán muchas cosas”, remachan.

Sus previsiones, con la aspiración de llegar a enero de 2024, pueden recordar a las del cuento de la lechera, jugándose todo en el terreno de la economía en esta segunda parte de la Legislatura, con todos los obstáculos por delante, partiendo de la debilidad parlamentaria, emergiendo como fundamental para este verano el comportamiento del turismo que antes del coronavirus proporcionaba en torno al 12% del PIB. Planteado el inicio de una nueva etapa, la vuelta a la antigua normalidad debe crear un clima favorable que ya es objeto de cálculos entre los expertos de Sánchez en estrategias y golpes de efecto. Quiere hacerse visible.

En la mente de los gurús presidenciales aparece en el calendario el 12 de octubre. Los actos de 2020 fueron una celebración atípica, desangelada ante la ausencia de la ciudadanía, circunscrita para evitar todo peligro de contagio a la Plaza de la Armería del Palacio Real. Este año habrá de ser distinto, el regreso al Paseo de la Castellana bajo la presidencia de los Reyes, con Pedro Sánchez y demás autoridades del Estado, para homenajear a las Fuerzas Armadas. Pero, ante todo, con la parada militar ante miles de ciudadanos para conmemorar la Fiesta Nacional.

Una asistencia masiva al desfile del día de la Hispanidad. Esa es la idea. El momento será propicio para, a ojos de colaboradores del Presidente que dirigen su marketing político, ofrecer una “inyección de unidad”, de “orgullo patrio”, una escenificación simbólica pero también de alcance sobre la capacidad de la nación de dejar atrás el virus y apuntalar un “nuevo tiempo”.

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