Sin micrófonos | Pedro Sánchez, expectante ante la sucesión del PP
El Gobierno observa oficialmente la carrera interna del Partido Popular como si no fuera con ellos, pero en realidad Sánchez la sigue de cerca
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Pedro Sánchez dio orden a los suyos de evitar a toda costa cualquier comentario público sobre las primarias del PP, por aquello del respeto a los procesos internos de otros. Hasta ahora, cada vez que el Gobierno ha sido preguntado por su candidato favorito a liderar los populares, la respuesta ha ido en la misma línea: “No valoramos el proceso de una fuerza política importante como es el Partido Popular”. Fuentes oficiales han confirmado a COPE que “se convino expresamente no inmiscuirse en la sucesión de Mariano Rajoy”.
Tratándose además del otro pilar del bipartidismo, el Ejecutivo ha logrado llegar mudo al sprint final de la carrera popular. El Ejecutivo y el PSOE están expectantes sobre quién será el nuevo líder de la Oposición. Aunque se resisten a admitir que la elección será determinante en futuras estrategias, parten de premisas que ya dicen mucho de lo que esperan. Casi todas las fuentes consultadas creen que la interlocución sería, a priori, más fácil con Soraya Sáenz de Santamaría y, por tanto, podría proporcionar a Sánchez la consecución de acuerdos de Estado.
El presidente del Gobierno, pero sobre todo su vicepresidenta, Carmen Calvo, guardan un buen sabor de boca de las largas negociaciones con Sáenz de Santamaría en el despliegue del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. El propio Pedro Sánchez ha llegado a deslizar en alguna ocasión en conversaciones informales que la ex “número dos” del Gobierno, al igual que él, estuvo en contra de intervenir los medios públicos autonómicos como TV3 o Catalunya Radio. Y así se hizo, aunque siempre se atribuyó en exclusiva la negativa al PSOE.
“La relación con Pablo Casado sería imposible”, según vaticinan diversas fuentes que, en cambio, visualizan la rentabilidad que sacarían al joven político, escorado más hacia la derecha que el centro. Sería cuestión, a ojos de algunos socialistas, de generar debates enconados, polémicos y populistas para espolear “la peor versión de Casado” que dejaría libre el hueco de centro. De esta manera, además, sería relativamente sencillo disparar la movilización de las bases del PSOE. Por tanto, admiten, les convendría más tenerlo como rival en las urnas.
Lo cierto es que, sea quien sea el nuevo inquilino de la séptima planta de la calle Génova, la estrategia promete ser la misma: Soraya y Pablo tienen puntos débiles. No obstante, reconocen a la ex vicepresidenta solvencia, habilidad y muchas tablas políticas. A la vista de cómo se han ido embarrando las primarias, la opinión en el PSOE es que los populares necesitarán un tiempo añadido para recomponerse, coser sus filas, y, finalmente, ejercer el papel de oposición.