La lucha de Linda contra el Monstruo de Los Palos Grandes... y el estado venezolano
Con 18 años fue secuestrada, torturada y violada. Su captor solo pasó 6 años. Ahora Venezuela ha sido condenada por violar sus derechos
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Linda Loaiza tenía 18 años en 2001. Acababa de llegar a Caracas procedente del estado de Mérida para estudiar Veterinaria. Pero ha acabado siendo abogada. Entre medias, una auténtica pesadilla que casi acaba con su vida y que es el motivo principal por el que decidió estudiar Derecho.
Aquella joven fue secuestrada, agredida, torturada y violada durante cuatro meses. 120 días en los que su captor y agresor le hacía sangrar, literalmente, hasta por las orejas, le apagaba cigarrillos en la piel y le desfiguró la cara hasta tal punto que Linda ha tenido que someterse a una quincena de cirugías. A día de hoy sigue pasando chequeos y terapias.
Este monstruo fue, precisamente, apodado así: el Monstruo de Los Palos Grandes. Es la urbanización de clase alta de la capital venezolana donde vivía y donde retuvo a Linda. Su nombre real es Luis Carrera, y es hijo de un antiguo rector universitario, Gustavo Carrera. Ahora tiene 52 años y nadie sabe dónde está. Porque el Monstruo de Los Palos Grandes estuvo en prisión solo seis años.
La liberación de Linda, el inicio de otra pesadilla
Irreconocible. Tal era el daño físico en su rostro que Linda tuvo que pasar seis meses en un hospital. Las imágenes publicadas entonces por la prensa horrorizaron a todo el país y el caso se convirtió en mediático.
Pero si tortuoso fue el secuestro y su repercusión pública, también el precedimiento judicial. Se celebraron dos juicios, con retrasos en los trámites, cambios de jueces y fiscales... Al final, Carrera fue condenado a seis años de cárcel. ¿Los delitos? Lesiones gravísimas y privación ilegítima de libertad. Ni rastro de homicidio forzado ni violación.
Pero Linda no se ha detenido ahí. En 2016 el Tribunal Superior de Justicia venezolano reabrió el caso al anular la absolución por violación. Sin embargo, Linda, ya abogada después de estudiar Derecho precisamente por todo lo que le ocurrió a ella, no cree en las instituciones de su país. Por eso recurrió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), donde su caso derivó a la Corte de este organismo.
Su lucha ha tenido sus resultados: el pasado viernes 16 de noviembre, Linda le ganó la partida a su propia patria. La CIDH condenó al Estado venezolano por violación de los derechos de Linda en el proceso judicial de su caso. Y no parará ahí: exige reparación para ella y su familia, quienes, asegura a BBC Mundo, han sido víctimas de amenazas.