Hijo de un magnate y amante de las 'Spice Girls': así es el hombre condenado por 150 violaciones

Al menos 48 hombres han denunciado haber sido víctimas de violación por parte de Reynhard Sinaga, aunque la justicia británica está convencida de que la cifra es mucho más alta. “Un individuo peligroso, profundamente perturbado y pervertido”, así lo definía Suzanne Goddard, la jueza que le ha condenado a un mínimo de 30 años de prisión por decenas de violaciones y abusos sexuales. Pero, ¿quién es Raynhard Sinaga?

Con 36 años de edad, Sinaga llegó a Manchester desde Indonesia hace más de 10 años. Con visado desde el pasado 2007, es hijo de un magnate inmobiliario de la ciudad de Yakarta, al que el propio Sinaga escondió su homosexualidad durante los años en los que visitaba esporádicamente el hogar familiar en el Sudeste Asiático.

Se considera a sí mismo un amante del grupo de música “Spice Girls” del que formaba parte Victoria Beckham y que gozaba de gran popularidad a finales de los años 90. Tiene dos hermanos y una mansión en el centro de Yakarta, una ciudad de casi 10 millones de habitantes. Además, según cuenta el diario británico Daily Mail, cambiaba tanto su pelo como su ropa cada vez que viajaba desde Reino Unido hasta Indonesia.

A pesar de que 48 hombres han acusado directamente a Sinaga, las autoridades creen que atacó al menos unos 195, basándose en las pruebas que encontró en su casa: vídeos, tarjetas de identificación de personas que no denunciaron, móviles y varias carteras. El modus operandi de Sinaga era simple: aprovechaba su trabajo de voluntario en varias iglesias anglicanas para captar jóvenes (en su mayoría heterosexuales) que salían de fiesta para invitarles a su casa, drogarles, violarles y grabarlo en vídeo.

“Es la hostia, es la poción negra del amor. Mánchester es una ciudad mágica. Ciudad de romances y del amor gay. Toma un sorbo de mi veneno secreto, te hará enamorarte. Solo un sorbo será suficiente”, llegó a confesarle Sinaga a otro individuo en una conversación grabada que fue tomada como prueba en el juicio. Todo ello en apenas dos años y medio, según recoge la investigación de la policía británica.