La increible historia de Antonio, el piloto que sobrevivió un mes perdido en el Amazonas

Un accidente aéreo obligó al piloto a aterrizar su avioneta en el Amazonas. Gracias a sus habilidades de supervivencia y a no perder la fe, logró sobrevivir durante más de un mes

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David Ferreiro

Publicado el - Actualizado

3 min lectura

La historia de Antonio Sena es de esas que parecen de película. Este piloto brasileño de 36 años jamás pensó que protagonizaría una hazaña tal como sobrevivir durante más de un mes perdido en el medio de una de las selvas más peligrosas y vírgenes del mundo; la selva del Amazonas.

Todo comenzó en un rutinario viaje en avioneta para reabastecer una mina remota. Antonio partió el 28 de enero desde la localidad de Alenquer, en su Brasil natal, cuando sobrevolando el Amazonas comenzó a tener problemas técnicos. Al alcanzar una altura de 900 metros, el motor de la aeronave se apagó, lo que le obligó a realizar un aterrizaje forzoso en medio de la selva, no sin antes chocarse contra ramas y árboles durante el descenso.

Pese a lo aparatoso del incidente, milagrosamente Antonio logró sobrevivir, aunque se encontraba en medio de la nada. O inlcuso peor, ya que la selva del Amazonas, además de ser un terreno virgen, esconde grandes peligros como depredadores. Concedor, gracias a un curso de supervivencia, de los consejos básicos para sobrellevar una situación así, el piloto optó por no moverse demasiado lejos de la nave, ya que contaba con que alguien hubiera escuchado su último mensaje alertando de las complicaciones y partieran en su búsqueda.

Antonio recogió todo aquello que consideró útil para su supervivencia y decidió pasar la primera semana, el tiempo que suele ser necesario para realizar una búsqueda de rescate, cerca de la aeronave. Con el paso de los días, y al no encontrar indicios de que lo estaban buscando, optó por una nueva estrategia. Así, y guiado por el Sol, emprendió una caminata en dirección este en busca de civilización.

La esperanza, su único motor

Todos las mañanas caminaba entre dos y cuatro horas para después prepararse para la noche y buscar alimento. Dormía en pequeños refugios que él mismo construía y que dotaba de calor con pequeñas fogatas. Sus conocimientos sobre cómo vivían las personas de la zona, además de unos mínimos en supervivencia, fueron claves para que esta historia tenga un final feliz.

Durante 36 largos días, Antonio se alimentó de diversas frutas, algunas que jamás había probado pero que veía como eran consumidas por los monos de la selva, además de cacao y de huevos crudos de avestruz, su principal fuente de proteína, que le permitieron no seguir perdiendo más kilos de los necesarios para mantenerse con vida.

Además de la búsqueda de comida, el brasileño también tenía que lidiar con los peligrosos depredadores de la zona. Para esquivar a los jaguares, serpientes y cocodrilos, Antonio optó por construír sus refugios en lo alto de las colinas, alejados del agua estancada y de los ríos, ya que estas zonas húmedas suelen ser las preferidas para estas especies. El objetivo era claro, ya que si no se los encontraba sus posibilidades de salir de la selva con vida aumentaban exponencialmente.

Y así pasaron los días. Un total de 36, concretamente. Pero su voluntad y las ganas de reencontrarse con su familia terminaron dando sus frutos. Su aventura llegaría a su fin al encontrarse con un pequeño grupo de personas que estaban recolectando castañas en una zona aislada, pudiendo regresar a su casa y abrazar, de nuevo, a su familia. Esa misma que, aunque no lo supieran, era el motor principal que le llevó a conseguir sobrevivir aún cuando las cosas parecían complicadas.

Fue un momento muy emotivo que no sabía si llegaría algún día. Pero por suerte, llegó. Tras su vuelta a la civilización, Antonio descubrió que los cuerpos de rescate sí hicieron por encontrarle, pero que tras pasar varios días sin ninguna pista, decidieron abandonar la búsqueda. Por lo que su determinación por encontrar el camino de vuelta a casa fue lo único que le salvó de morir engullido por la salvaje selva del Amazonas.

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