Matan a su hijo de 11 años tras obligarle a beber agua durante cuatro horas
El pequeño Zachary Sabin falleció tras ingerir sin ningún alimento hasta cuatro botellas de tres litros de agua durante cuatro horas seguidas
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Un matrimonio ha acabado durante el confinamiento con la vida de su hijo de 11 años tras obligarle a ingerir agua durante cuatro horas seguidos. Tanto el padre de Zachary Sabin como su madrastra acabaron con la vida del pequeño el pasado 11 de marzo, al comienzo de la epidemia por el coronavirus, tras forzarle a tomar, en total, diez litros de líquido sin ingerir alimentos. A pesar de que los hechos tuvieron lugar hace más de tres meses, ha sido esta semana cuando ambos han confesado el crimen tras entregarse a la policía del condado de El Paso, donde se enfrentan a cargos tanto de abuso infantil como de asesinato en primer grado.
Se trata de uno de los sucesos más estremecedores que han ocurrido en los últimos años en Estados Unidos. Ryan y Tara Sabin, de 41 y 42 años, se encontraban cuidando del pequeño Zack, cuando descubrieron que el niño estaba echando espuma por la boca y sangre en la cama. La autopsia, sin embargo, revelaba algo mucho más espeluznante.
Por qué le obligaron a beber diez litros de agua
Según ha asegurado la madrastra en comisaría, Zack sufría de un problema de un problema urológico que le obligaba a orinar de manera especialmente oscura. Por ello, y según mantiene, el niño tenía que dormir con un pañal e ingerir repetidamente cantidades ingente de agua. En concreto, en la noche del 11 de marzo, el niño bebió cuatro botellas de 2,8 litros, lo que le provocó una intoxicación forzada, según detalla el informe forense.
Esa misma noche, el niño se fue a dormir especialmente cansado, aquejándose de un fuerte dolor en las piernas y habiendo vomitado en varias ocasiones. Tanto el padre como la madrastra le encontraron echando “espuma por la boca” y llamaron al número de emergencias, que no pudieron hacer nada por su vida.
Encontraron algo espeluznante
Sin embargo, la autopsia reveló algo que los agentes de policía no esperaba: encontraron signos de golpe por todo el cuerpo. El niño tenía moretones en la cabeza, codo, piernas y glúteos, así como heridas con rastro de sangre en diferentes partes de la cara. Unas pruebas que podrían indicar que, en realidad, Zachary sufría de abusos físicos por parte de su padre y de su madrastra.
El recuerdo de su madre y su padrastro
Angela, la madre del pequeño Zack, le recordaba en una rueda de prensa en la comisaría del condado de El Paso entre lágrimas: “Echaré de menos la naturaleza dulce de mi pequeño Zack, nunca volveré a oír su risa contagiosa, esto de lejos lo más duro a lo que me he tenido que enfrentar en mi vida”. La mujer, desesperada y entre lágrimas, aseguraba este sábado: “Nadie, nunca debería tener que enterrar a su hijo”.
Por su parte, el padrastro del pequeño, Matthew Tuetken, compartía también unas palabras entre lágrimas ante la prensa este sábado: “Recuerdo entrar en su habitación muchas semanas después de que falleciese, encontrar un libro abierto por la última página que había leído...”