Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Un carnaval sin confeti debe ser como un cigarrillo electrónico o como el chocolate sin azúcar, pero el motivo por el que los ciudadanos de Stuttgart, en el sur de Alemania, tendrán prohibido el confeti durante la celebración del próximo carnaval no tiene nada que ver con la salud ni con guardar la línea, sino con otra de las obsesiones de los alemanes: el ahorro. El Gobierno regional de Baden-Wurtemberg ha prohibido arrojar confeti en el desfile de carnaval del próximo 13 de febrero debido al alto coste que supone su limpieza después de las fiestas.
“Este año, el desfile del 13 de febrero discurre por primera vez en la otra dirección (...) y atraviesa un área cuya limpieza no corresponde a la ciudad, sino a la administración regional”, ha explicado el portavoz de los organizadores. “Desde esa administración se nos ha comunicado que, debido a los altos costes de limpieza, estamos obligados a no lanzar confeti", ha revelado Thomas Klingenberg .
Los vecinos de Stuttgart protestan por el carácter arbitrario de la medida. A solo 50 kilómetros, en la vecina Göppingen, sí estará permitido el confeti, aunque solamente en las zonas peatonales. “Pues o nos dejan otra opción que coger el coche y marcharnos a celebrar a Göpingen”, ha sido la consigna de los aficionados al carnaval, difundida por los medios locales. “Nosotros no podemos hacernos cargo de la limpieza de todo el confeti de la región”, han protestado desde Göpingen los responsables de la celebración, que temen un aumento de los propios costes de limpieza. “Esto no tiene sentido. En un desfile siempre popular se origina cierta suciedad pero no tanta como, por ejemplo, la que se genera en fin de año. Y no por eso vamos a dejar de celebrar la Nochevieja… ¿o sí?”, se ha quejado el experto en carnaval de Stuttgar, Wulf Wager.
En la ciudad de Colonia, donde el primer desfile de carnaval fue celebrado en 1823, este año por primera vez estarán prohibidos los puestos callejeros de cerveza en varias céntricas plazas, también para ahorrar en limpieza, debido a los altos costes de la retirada de vidrios rotos después de las celebraciones. Si el año pasado la principal preocupación de los organizadores era la seguridad, debido a la alerta terrorista, este año las principales novedades tienen que ver con los residuos y la dificultad que supone la retirada y reciclaje de las botellas de cerveza.