Sentinel del Norte: un infierno en mitad del paraíso
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El último osado que se atrevió a traspasar la barrera de coral que rodea la isla de Sentinel del Norte lo pagó con su vida. No fue el primero. El misionero cristiano estadounidense John Allen Chau, de 27 años, fue asesinado por los habitantes de este lugar tan paradisíaco como peligroso del Océano Índico.
Sentinel del Norte es un trozo de tierra de 60 kilómetros cuadrados situado en el archipiélago de Andamán. Pertenece a la India, pero el gobierno de este país ya ha desistido de cualquier intento de contacto con sus habitantes. En primer lugar, porque son totalmente hostiles a los foráneos. Y además, como denuncia la ONG de protección de tribus autóctonas Survival International, cada contacto de un visitante con un sentinelés puede ser el fin de toda su población, al no ser inmunes a los agentes infecciosos que porta una persona que vive en lo que llamamos "civilización". Porque esa es la clave.
Los habitantes de Sentinel llevan en esa isla 60.000 años sin, que se sepa, contacto humano con personas de fuera de la isla. Cada vez que alguien intenta llegar allí, los reciben a flechazos y pedradas. Hasta asesinar, si hace falta. Sus antepasados están en África. Por ello, a pesar de ser hindúes, su piel es más oscura, de un negro más común del continente africano.
Intentos de contacto
A lo largo de la historia, ha habido quien ha intentado contactar con los sentineleses. La mayoría de veces sin éxito:
El tsunami de 2004
Sentinel del Norte fue azotada por el gran tsunami del Índico de diciembre de 2004, en el que murieron casi 300.000 personas. No se sabe cuántos sentineleses murieron, pero sí que incluso la isla perdió parte de su orografía. Un helicóptero se acercó para ver si sus habitantes necesitaban ayuda, pero volvieron a rechazarles.
Antes de Chau, las últimas víctimas fueron dos pescadores indios que se acercaron demasiado a la isla intentando cazar cangrejos. Fue en 2006.