El adiós de Juan Lobato

En un largo comunicado, el hasta ahora líder del PSOE madrileño, Juan Lobato, ha anuciado que dimite de su cargo de secretario general. Explica que lo hace “para poner freno a una situación de enfrentamiento y división grave que se estaba generando, que sólo iba a dañar al PSOE en Madrid y a los avances en la unidad que habíamos conseguido en estos tres años”. Pero también se va dejando clara una dramática confesión en la que señala que “mi forma de hacer política no es igual, ni quizá en ocasiones compatible, con la que una mayoría de la dirigencia actual de mi partido tiene”.

A la espera de que el próximo viernes Lobato declare en el Tribunal Supremo, Pedro Sánchez ha conseguido despejar uno de los conflictos que iban a amargarle la celebración del Congreso Federal de Sevilla. El adiós de Juan Lobato pone en evidencia el juego sucio que utiliza los mecanismos del Estado para acabar con un rival político, vulnerando incluso los derechos de un particular. Aunque Lobato se marche, el caso que ha sido detonante de su salida continúa. Ahora el foco está en Pilar Sánchez-Acera, jefa de Gabinete del ministro Óscar López, que es quien facilitó a Lobato la información sobre la pareja de Ayuso. Precisamente Óscar López será el sustituto de Lobato en Madrid.

Cuando Lobato dijo hace unos días que se está intentando que “parezca el malo el que no hace las cosas mal” estaba denunciando un rasgo de la política de Pedro Sánchez. Se va un hombre moderado y dialogante, en el momento en el que el socialismo español más lo necesita.