Defender la democracia

La ciudadanía surcoreana y su democracia han vivido horas de incertidumbre provocada por el autogolpe que el presidente Yoon intentó declarar ayer. La respuesta inmediata de los ciudadanos y la reacción del Parlamento neutralizaron la aplicación de la ley marcial y la suspensión de las libertades y derechos. 

En pocas horas el peligroso movimiento del presidente Yoon ha sido neutralizado. Yoon deberá someterse a un moción que, a petición de la oposición, no debería demorarse más allá del jueves.

Dentro del Gobierno se han registrado ya varias dimisiones y organizaciones civiles y sindicales seguirán manifestándose. Y esto, a pesar de lo sucedido, es una excelente noticia. La tentación de usar el poder político en beneficio de propio es un riesgo real que amenaza a nuestras democracias. Para prevenir este riesgo, uno de los factores de protección de toda democracia es el principio de división del poder cuyo funcionamiento permite que cada uno de los poderes del Estado evite las intromisiones y extralimitaciones de los otros. Corea, en pocas horas, ha recordado al mundo libre y democrático, que para evitar la muerte de nuestras democracias es imprescindible que la ciudadanía, la oposición política, el poder legislativo y, por supuesto, la prensa libre, cumplan sus funciones propias, sin interferencias ni enfeudamientos.

El control y fiscalización del Ejecutivo sigue siendo, junto al correcto funcionamiento del Estado de Derecho, la mejor protección de la libertad política.