La dignidad de Gisèle Pelicot
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Madrid - Publicado el
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El caso de Gisèle Pelicot, la mujer francesa que durante casi una década fue agredida sexualmente por su marido y ofrecida a otros hombres mientras se encontraba sedada, ha llegado a su fin tras tres meses de juicio. La sentencia condena a Dominique Pelicot a 20 años de prisión por violación agravada, la pena máxima contemplada en el sistema penal francés. Desafortunadamente, Dominique Pelicot no es un criminal excepcional ni un monstruo aislado. La serie de agresiones que llevó a cabo durante al menos nueve años contó con la connivencia de otros hombres que decidieron participar en esta infamia y que también han sido condenados. Esa dimensión colectiva evidencia la naturaleza estructural del horror. Pocos países cuentan con un desarrollo cultural y económico como el de Francia y, sin embargo, todavía en 2024 podemos ser testigos de conductas que nos resultan inexplicables.
La atrocidad del daño cometido contrasta con la ejemplar dignidad de Gisèle Pelicot, quien decidió llevar adelante el juicio a puertas abiertas y sin ocultar su identidad. La convicción de esta mujer francesa encarna el orgullo de quien no tiene nada que ocultar ni de qué avergonzarse. La experiencia del mal radical siempre nos deja sin palabras, y este caso tan extremo ha vuelto a poner a nuestra sociedad frente a un espejo. Este proceso demuestra el triunfo del Estado de derecho, pero también evidencia nuestra derrota como sociedad. Ojalá se cumpla el deseo de Gisèle Pelicot, quien ha concluido que querría que hombres y mujeres pudieran llegar a vivir en armonía y con respeto mutuo.