LÍNEA EDITORIAL

El extraño papel de Pablo Iglesias

Los efectos de su actuación están siendo perniciosos tanto para la unidad de los partidos constitucionalistas como para el buen gobierno de España

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El líder de Podemos está practicando una desaforada actividad para hacerse un hueco en los grandes temas de la actualidad política. Su encuentro con el presidente de la Generalitat, como una especie de enviado del gobierno, su visita a los encarcelados por el golpe de Estado secesionista, la información que divulgó sobre el acercamiento de los presos etarras o su continua verborrea de soluciones mágicas ante el problema de la inmigración, le colocan en el papel de aliado preferencial de un gobierno sostenido por los nacionalistas y los radicales de izquierda.

Los efectos de su actuación están siendo perniciosos tanto para la unidad de los partidos constitucionalistas como para el buen gobierno de España. Pablo Iglesias es un oportunista que pretende acabar con el régimen constitucional de 1978, lo que tiñe de sospecha sus iniciativas de estos días.

Si Pedro Sánchez sigue permitendo que el líder de Podemos aparezca como interlocutor necesario para afrontar la crisis catalana, se equivocará profundamente, y eso le pasará factura. Porque los aliados de hoy pueden ser para él los peores enemigos de mañana