Inverosímil lección de democracia
"Pedro Sánchez es consciente de su debilidad parlamentaria y, ante la imposibilidad de legislar, convertirá 2025 en un año plagado de batallas culturales"
Madrid - Publicado el
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Pedro Sánchez es consciente de su debilidad parlamentaria y, ante la imposibilidad de legislar, convertirá 2025 en un año plagado de batallas culturales. Desviar la atención del Congreso y de los escándalos de corrupción que le rodean se ha convertido en una prioridad para el presidente, y hoy ha comenzado el año con el primero de los muchos actos destinados a celebrar la muerte de Francisco Franco. Hace ya cincuenta años. Celebrar la muerte de un dictador nacido en el siglo XIX y que murió en su cama, sin que encontrara una oposición lo suficientemente robusta como para doblegar a su régimen, resulta un tanto extraño. El gran patrimonio político del siglo XX en nuestro país es la Transición, un proceso que se asentó sobre un ánimo compartido de concordia, perdón y reconciliación. Hombres y mujeres generosos de todas las ideologías decidieron brindarnos la oportunidad de fundar una democracia constitucional y un Estado de derecho que, hasta la fecha, ha proporcionado el período más largo de paz y prosperidad de nuestra historia.
Resulta paradójico ver cómo da clases de democracia un presidente que alardea de controlar la Fiscalía General del Estado o que es capaz de tensionar al máximo la separación de poderes y los contrapesos constitucionales. Es obvio que, para Sánchez, la efeméride forzada no es más que una excusa para distraer la atención. El problema es que invocar la memoria democrática en vano y de forma tan divisiva puede generar una desafección política real entre las generaciones más jóvenes. Una vez más, Sánchez alimenta aquello que dice combatir.