La media dimisión de Cospedal como cortafuegos

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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María Dolores de Cospedal ha anunciado esta mañana su decisión de abandonar el Comité Ejecutivo Nacional del PP, después de la situación insostenible que había generado la publicación de nuevas conversaciones con el ex comisario Villarejo en las que habría ordenado espiar al hermano del ex ministro socialista Alfredo Pérez Rubalcaba. Cospedal no ha renunciado, sin embargo, a su escaño de diputada, en un intento de que su retirada definitiva de la política no se vincule de manera directa con este escándalo, algo difícil de imaginar. Las justificaciones que ha ofrecido sobre la posible manipulación de las conversaciones publicadas son muy débiles y el PP necesita despejar toda sombra de corrupción en esta nueva etapa.

Por otra parte es sorprendente la actitud del Gobierno de Sánchez, que tiene a su Ministra de Justicia enfangada por conversaciones con el mismo Villarejo. Las declaraciones de José Luis Ábalos, acusando a Cospedal de obstrucción a la Justicia y pidiéndole que abandone toda representación pública, remiten inevitablemente a una suerte de ley del embudo y a una doble vara de medir. Todo esto denota que el verdadero interés no es el de la regeneración de la vida pública, sino el estrecho objetivo cortoplacista de sacar algún rédito partidista de estos lamentables episodios. PSOE y PP tendrían que trabajar juntos para limpiar ciertas cloacas definitivamente.

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