Oriente Próximo cambia

El rápido avance de varios grupos rebeldes en Siria es inquietante. Esos grupos rebeldes son en realidad yihadistas que habían permanecido encapsulados en Iblid, una provincia al noroeste del país. Estaban allí desde que el ejército de Bachar al Assad se hiciera con el control de prácticamente todo el territorio.

La guerra de Siria, desde que comenzó en 2011, ha sido una guerra proxy, una guerra en la que diferentes potencias regionales y mundiales se enfrentan por medio de actores secundarios. El régimen de Assad, una dictadura muy cruel, es apoyado por Irán y por Rusia. Y en los últimos diez años se había mostrado muy fuerte, pero en estos días vemos cómo su ejército se derrumba a una velocidad sorprendente.

Los yihadistas que descienden desde el norte hacia el centro están apoyados por Turquía. Y es muy probable que lo que está sucediendo en Siria tenga que ver con una reordenación de Oriente Próximo que habría empezado con el ataque a Israel de los terroristas de Hamas. Israel ha conseguido debilitar a Hezbolá, guerrilla apoyada por Irán. Tanto lo que ha sucedido en el sur del Líbano como en Siria supone que Irán pierde poder. El régimen de Assad, además de estar apoyado por Irán cuenta con el soporte de Rusia, que en este momento tienen sus fuerzas concentradas de Ucrania.

Es pronto para saber cómo será el Oriente Próximo que salga de esta guerra. Lo decisivo es que haya más libertad y más respeto a la pluralidad de sus pueblos. La situación de la minoría cristiana será un buen test para saber si las cosas mejoran.