Ortega y la sombra de Somoza

La reprobación popular de Daniel Ortega y Rosario Murillo no cesa. Pese a la represión, a los más de 351 muertos, a la presencia de paramilitares en las calles y al poder real y simbólico que ejerce la pareja presidencial, los nicaragüenses siguen tomando las calles para protestar y manifestar su repudio al actual Gobierno de Nicaragua. Las imágenes que llegan del país centroamericano hablan de resistencia popular y de un compromiso firme y decidido de la Iglesia nicaragüense con el pueblo tras 86 días de protestas.

Durante los últimos tres meses ha pasado de todo: violencia, distensión, mesas de diálogo y mediación. Los obispos, blanco al igual que el resto de los nicaragüenses de la represión, han decidido, sin embargo, asumir de nuevo su papel de mediación. Así lo comunicaron en las últimas horas, lo que no ha impedido una imponente manifestación popular a la que el Gobierno responde hoy con un acto conmemorativo que prepara el aniversario de la victoria sandinista frente a Somoza.

Las voces de la Iglesia, de numerosas organizaciones de derechos humanos y de la oposición no han conseguido convencer al Gobierno para que suspendiese los actos que conmemoran el avance sandinista de julio de 1979. Los próximos días pueden ser especialmente violentos a la espera de que la opinión pública y la comunidad internacional, que hace 39 años miraban con simpatía a los movimientos guerrilleros en América Latina, se decidan de una vez por todas a levantar la voz y a tomar medidas.