J.L. RESTÁN | LÍNEA EDITORIAL

Política y Cabalgata

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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La Cabalgata de Reyes que recorrerá las calles y plazas de España en la noche mágica del 5 de enero se ha convertido, un año más, en objeto de polémica. El deseo de algunos políticos de degradar una tradición que tiene su referencia en los Evangelios, y convertirla en escaparate de reivindicaciones ideológicas o universos de ficción ajenos a lo religioso, convierte un acto de la más noble cultura popular en un espectáculo alejado de su sentido originario.

La decisión del concejal del barrio madrileño de Vallecas de incorporar “draag queens” y cabareteras, entre otras protagonistas; la de cambiar los Reyes Magos por musas republicanas en Valencia, o la de invitar a utilizar el color amarillo como acto reivindicativo en Cataluña, son algunos ejemplos de la instrumentalización de un acto popular que tiene a los niños como sus principales protagonistas y destinatarios.

Es la propia sociedad la que protesta y rechaza el uso de la Cabalgata de Reyes para adoctrinar a los niños o para realizar experimentos sociales alejados del sentir mayoritario. La política está para reconocer la realidad social y cultural y para servir a la gente, no para provocar división y escepticismo. En caso contrario, habría que pensar en que las propias organizaciones sociales asuman su protagonismo en esta fiesta, dejando a un lado las fantasmagorías diseñadas en ciertos laboratorios.

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