El Campo se echa a la calle
Ya puedes escuchar la Línea Editorial de esta tarde del 6 de febrero
Madrid - Publicado el - Actualizado
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En la estela de las manifestaciones que han tenido lugar en países como Francia, Portugal o Italia, los agricultores españoles también han decidido echarse a la calle y cortar con sus tractores numerosas carreteras en todo el país ante lo que consideran una situación que se ha vuelto insostenible. Entre sus demandas se encuentran cambios en las normativas ambientales, una mayor flexibilidad de la conocida como PAC (Política Agraria Común) o solicitar ayudas por la sequía.
El sector se queja, con razón, de la excesiva burocracia, y también de que se ha instalado una cultura de la sospecha que pone sobre cada uno de ellos la lupa ante un posible defraudador. En el caso español, además de las reclamaciones comunes con otros países, está muy presente la reivindicación de que se garantice el pago justo por las cosechas, porque están perdiendo dinero y sufriendo una competencia desleal desde el exterior. La sequía agrava la situación e incide en el desánimo general de los agricultores.
A las protestas hay que pedirles siempre proporcionalidad y respeto a los derechos de quienes puedan verse afectados por ellas. Pero al ministro Planas, y al Gobierno en general, hay que pedirle que abandone la propaganda barata y aborde una situación que es muy grave. El ministro se comprometió esta misma semana a abordar algunas cuestiones que están encima de la mesa, pero ni hay plan concreto, ni dotación presupuestaria, ni plazos de implementación. El Ejecutivo debe entender que esto es mucho más que “una patata caliente”. La situación requiere entender la complejidad del problema, un mínimo de empatía con nuestros agricultores y ganaderos, y hacer propuestas de altura, no poner parches a la espera de que escampe.