Línea Editorial COPE: Año difícil para la libertad de información

2023 ha sido un año muy duro para la libertad de información en el mundo. El periodismo de raza, el que se juega la vida por ejercer de contrapoder ante tantos gobiernos tiránicos como hay en el mundo, o el que tantas veces se convierte en nuestros ojos en los conflictos bélicos más terribles, está de luto. Opacado tantas veces por un ejercicio frívolo de la profesión, este tipo de periodismo es esencial para el sostenimiento de las democracias liberales y se ha convertido en objetivo de represión por quienes tienen claro que a sus abusos contra las libertades fundamentales le sobran testigos incómodos. Según Reporteros sin Fronteras, 521 periodistas se hallan actualmente en prisión, récord absoluto, con China a la cabeza de tan triste lista, en la que quedan también señalados, Nicaragua, Marruecos, Birmania o Argelia.

Por primera vez desde 2018, el número de periodistas asesinados en zonas de conflicto es, proporcionalmente, más elevado que el de los asesinados en zonas en paz. Las cifras son desoladoras. Ahí está la masacre de periodistas en Gaza, donde han muerto 63 reporteros por bombas o por fuego francotirador, o en Ucrania, tras la invasión de Rusia, donde han sido asesinados 21 periodistas, mientras Putin amordaza directamente a todo el que osa oponerse a su política expansionista.

La profesión periodística lleva en su ADN ejercer ese contrapoder tan necesario. Los terribles datos de periodistas encarcelados, secuestrados o asesinados en 2023 deben hacer reflexionar acerca de que sin periodistas libres no hay Periodismo sino solo propaganda, y que sin Periodismo queda herida de tal manera la libertad de información que se tambalea uno de los pilares fundamentales de la democracia.