Línea Editorial COPE: Ecuador se juega su futuro

El presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, lleva tres días sometido a la presión extrema del crimen organizado. Ecuador ya conocía los estragos que causan las bandas criminales aliadas con los narcos, pero desde el pasado 8 de enero el alarde de fuerza tiene como objetivo poner a prueba al Estado convirtiendo en rehenes a funcionarios y ciudadanos. La reacción ha sido inmediata y el presidente ha declarado el estado de excepción por causa de conflicto armado interno. “Estamos en un Estado de Guerra, ha declarado Noboa, y no vamos a ceder”. El Parlamento ha apoyado sin fisuras al presidente y la reacción del Ejército ha sido unánime. El Estado ha declarado terroristas a 22 de los grupos criminales que operan en Ecuador y en solo 24 horas se han detenido a un total de 329 sospechosos. La tibieza, alega el presidente, no cabe en la agenda del Gobierno.

El Estado tiene el deber de defender a los ciudadanos, a sus funcionarios y a las instituciones de los ataques de quienes pretenden convertirlo en rehén del crimen organizado. Noboa no se comporta como el salvadoreño Bukele, es un presidente que ha buscado la ratificación parlamentaria de la excepcionalidad, que se enfrenta al control criminal de los centros penitenciarios ecuatorianos y que debiera poder llegar a acuerdos con su vecino Gustavo Petro para el control de la frontera con Colombia. Es de esperar que Noboa no se sustraiga al control parlamentario. que el combate contra el narco implique la lucha sin cuartel contra la impunidad y que el presidente consiga, finalmente, el apoyo a la consulta popular que el pasado 3 de enero anunció públicamente.