Madrid - Publicado el - Actualizado
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La reacción de los líderes de Bildu ante los acontecimientos de Rentería retrata bien el carácter de este partido que quiere ser protagonista de la vida política nacional tras el 28 de abril. Otegi, que formará grupo con ERC, ha ofrecido su apoyo a Sánchez. Este domingo, los radicales del independentismo vasco intentaron impedir de forma violenta el mitin que protagonizó Rivera en Rentería. Solo la intervención de la policía vasca salvó la situación. El sábado esos mismos radicales agredieron a militantes de Vox que acudieron a los mítines de Abascal en San Sebastián y en Bilbao.
El alcalde de Rentería, Julen Mendoza, ha hecho lo de siempre: echar la culpa a las víctimas. Y el candidato al Congreso por Bildu, Jon Iñarritu, ha llegado atribuir la actuación de la Ertzaintza a la existencia de grupos radicales dentro de la policía vasca. Iñarritu quiere que la policía esté del lado de los radicales abertzales y no de los que sufren la violencia.
Estas reacciones teorizan el hegemonismo antidemocrático de Bildu, apoyado por el PNV. Negar a Ciudadanos, al PP y a Vox, el derecho a expresar sus posiciones en público refleja hasta qué punto la presencia de Bildu resta libertad en el País Vasco. Bildu se alimenta de un totalitarismo violento empeñado en reescribir la reciente historia del País Vasco y en convertir ciertas comarcas en una tierra sin más ley que su imposición. Quien acepta el apoyo de Bildu, quien gobierna con Bildu se retrata.