Los exconsejeros huidos, Comín y Serret, recurrirán su orden de busca y captura
La defensa de los exconsejeros de la Generalidad recurrirá el próximo lunes ante la Audiencia Nacional los autos de la juez Carmen Lamela.
Madrid - Publicado el - Actualizado
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El abogado Gonzalo Boyé que representa a los dos exconsejeros, Antoni Comín y Meritxell Serret, después de que la magistrada emitiera el viernes sendas órdenes de detención y entrega del expresidente de la Generalidad, Carles Puigdemont y cuatros consejeros cesados que viajaron a Bélgica.
Las órdenes emitidas por la juez Lamela se dirigen expresamente a las autoridades judiciales de Bélgica después de que ninguno de los cinco exmiembros del Gobierno catalán acudiera el jueves a su citación en la Audiencia Nacional como investigados por rebelión, sedición y malversación.
En opinión del abogado Boyé, que recurrirá en reforma ante la propia Lamela, la magistrada no puede anteponer la "indisoluble unidad de la Nación española" contemplada en el artículo 2 de la Constitución española a los derechos también recogidos en la Carta Magna de todos los ciudadanos a ser iguales ante la ley y a no sufrir indefensión ante la Justicia.
"El fin no justifica los medios; cuando se burlan garantías procesales se deslegitima la autoridad y, también, la finalidad que se persigue", sostiene Boyé en su cuenta de Twitter en la que añade: "Defender el artículo 2 de la Constitución a costa de los artículos 9, 14, 24, etc es falacia impropia de un Estado democrático y de derecho".
En su recurso, la defensa de Antoni Comín (Salud) y Meritxell Serret (Agricultura) se plantea volver a solicitar que sus representados puedan declarar por videoconferencia, tal y como solicitaron, aunque la magistrada lo rechazó porque no cumplía ninguno de los motivos requeridos para ello pues ni siquiera tienen domicilio en Bélgica.
Junto a Comín y Serret, la orden de busca y captura se extiende a Puigdemont, Clara Ponsatí (Enseñanza) y Lluís Puig (Cultura).
A todos ellos, la juez Lamela les acusa de impulsar y promover desde su cargo público las movilizaciones y concentraciones tumultuarias en oposición a las órdenes judiciales, las convocatorias masivas para impedir a los agentes cumplir con sus funciones y los escraches a la Policía y a la Guardia Civil.
Es decir, le acusa de alentar un movimiento de "insurrección activa" y de abonar en la sociedad la idea de la existencia de un derecho de autodeterminación para Cataluña.