36 provincias en alerta por fuertes tormentas o altas temperaturas

Aragón mantiene la alerta naranja (riesgo importante) por fuertes tormentas en Teruel y Zaragoza, y alerta amarilla (riesgo) en Huesca por valores máximos que subirán hasta los 39 grados; en Zaragoza también hay aviso amarillo por altas temperaturas en la zona de las Cinco Villas y en la Ribera del Ebro.

Todas la provincias de Castilla La-Mancha tienen alerta amarilla por tormentas, excepto Cuenca que mantiene el aviso naranja en zonas de la serranía donde se prevé una precipitación acumulada de 30 litros por metro cuadrado en una hora.

En Baleares, las islas de Mallorca y Menorca continúan con aviso naranja por valores que subirán hasta los 39 grados en zonas del interior, sierra de la Tramontana y en el sur.

En Cataluña sigue la alerta naranja por intenso calor en la provincia de Lleida, hasta 39 grados en la depresión central, y alerta amarilla por tormentas en Barcelona, Girona y Tarragona.

Castilla y León tiene activado el aviso amarillo por tormentas y lluvias en todas las provincias que dejarán alrededor de 15 litros por metro cuadrado en una hora.

Las comunidades de Madrid, La Rioja, País Vasco, Asturias, Cantabria y las provincias de Cáceres, Lugo, Ourense, Castellón, Valencia y Jaén tienen aviso amarillo por la formación de tormentas.

En Navarra hay alerta amarilla por temperaturas de 36 grados en el centro y en áreas cercanas a la ribera del Ebro.

Esta situación de fuertes tormentas se debe a la formación de una Dana "gota fría", denominada técnicamente Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), una borrasca en capas altas de la atmósfera, a unos 10 kilómetros de altura, y que en ocasiones genera trombas de agua locales y otras lluvias menos intensas, pero más duraderas en el tiempo.

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) avisa de que con la alerta naranja existe un riesgo meteorológico importante, fenómenos meteorológicos no habituales y con cierto grado de peligro para las actividades usuales, y con la amarilla no existe riesgo meteorológico para la población en general, aunque sí para alguna actividad concreta.