Viajamos a Puerto Maldonado antes de la visita del Papa

Sentí el peligro

Se va a encontrar con una dura realidad y por eso va el Papa Francisco a Puerto Maldonado, a la capital de Madre de Dios, en la Amazonía peruana

Huepetuhe (Perú)

Patricia Rosety, jefa de Tribunales de COPE

Publicado el - Actualizado

6 min lectura

Es capital de la Biodiversidad de Perú y una de las regiones con mayores recursos naturales del mundo. Ese título debería dar a Madre de Dios toda la riqueza que tiene, aunque la realidad es que se la quitan. Está en frontera con Brasil y Bolivia, una frontera sin apenas control, se circula con mucha facilidad. Pasar la raya de la ley es muy fácil, pocos la cumplen. La Amazonía peruana tiene gas, madera, y sobre todo oro en Madre de Dios. Y la fiebre del oro, el sueño de la riqueza fácil, lleva allí a mucha gente de otros lugares y sobre todo a muchas empresas, que son las que salen ganando. Pero ese sueño no se cumple para los trabajadores. Y esa fiebre lleva a muchos problemas. Es minería ilegal.

Estuve como voluntaria dos veranos en Puerto Maldonado, con Selvas Amazónicas, con los Dominicos, en 2015 y 2016. Era habitual amanecer en las noticias de la radio con un homicidio, ajuste de cuentas, desaparición de personas, violencia de género, narcotráfico… la frontera y la fiebre del oro, entre otras cosas, lo hacen más fácil. La vida no es sencilla, se vive con cierto temor. Y la labor de la Iglesia en Maldonado es muy importante.

Tuve la oportunidad de conocer algunos pueblos que viven de la minería ilegal. Viajé con misioneras. Tardamos dos horas y media desde Puerto Maldonado hasta Mazuco, por la carretera Interoceánica Sur. Un viaje un tanto singular. Íbamos en un coche exprés, un transporte público que no sale hasta que no se llena. Cinco dentro del coche y en la parte trasera todos los que quepan. Por el camino bajan y suben otros viajeros sin ningún tipo de control. El conductor va como loco y no se pone el cinturón de seguridad. Es lo habitual. La tarde es agradable y el paisaje espectacular, como lo es Madre de Dios. Por la carretera se ve al Ejército, estamos cerca de una ciudad ilegal, La Pampa, en la que se trafica con todo tipo de mercancías. No es fácil entrar en ella. Ni aconsejable.

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Al llegar a Mazuco, en la provincia de Tambopata, se percibe un ambiente distinto al de Puerto Maldonado. Era de noche y se notaba el frío. Habíamos dejado la selva y nos encontrábamos a 359 metros de altitud, en ceja de selva. Hay mucha gente por la calle. Su fisonomía es de la Sierra. Y nos miran, somos mujeres. Se nota mucho que no somos de allí, sobre todo a mí. Las misioneras con las que voy son del país. Parece que se preguntan qué hacemos ahí, no es un lugar turístico. Viven de la minería, minería ilegal. Como toda la zona.

Al amanecer, cogimos el bote en el río Inambari para ir a Huepetuhe, Huaype, como dice la población, en la provincia del Manu. Hay mucha gente, y muy cargada, para cruzar al otro lado. Nos registran en un cuaderno, aunque algunos escriben otro nombre. Al otro lado del río hay coches, carros como dicen allá, para llevar a los viajeros al punto de destino. Se negocia el precio, más o menos. Iban hasta arriba, dentro y fuera. Fue otro trayecto singular. El conductor era muy jovencito pero experimentado. Se ve que están acostumbrados a transitar por esos caminos de Dios. Se tuvo que parar varias veces porque la rueda trasera izquierda tenía problemas. Y la cambió, con todos nosotros dentro. Nadie se inmutó. Aquello parecía lo normal.

Paramos en Caychihue, un pequeño poblado de la provincia del Manu, y allí pasamos el día, con profesores, alumnos y algún médico. En cuanto se va el sol no queda ni un alma. Y ya de noche, sin apenas luz, nos buscaron otro carro exprés y nos fuimos a Huaype. El camino, por llamarlo de alguna manera, llama la atención. No hay iluminación pero se ven muchas luces, se ven muchas máquinas, mucho trabajo a esas horas. Y me dicen que es así durante las veinticuatro horas, sin parar. Es la minería, ilegal o informal, hay una pequeña diferencia, pero todo está fuera de la ley. Más del 90% de las explotaciones son ilegales. Y viven de eso y de todo lo que genera. Es muy curiosa la llegada a Huaype, gasolineras a los dos lados de la carretera, bueno, del camino. No me dio tiempo a contarlas todas, pero pude calcular unas cuarenta, aunque luego me dijeron que eran cincuenta y seis. Lo observo desde mi punto de vista…pero me pregunto si es normal, si es legal…

Madre de Dios (Perú)

Patricia Rosety

Al llegar a Huaype más miradas. Les llama la atención ver a una persona extranjera, y de piel tan blanca, aunque vayas con misioneras y lleves la cruz de la Misión. Nos preguntaban qué hacía allí “la gringuita”. Suponen que no llegas por casualidad. Les inquieta que quieras saber, que puedas hacer fotos. Incluso que seas periodista y que puedas contar algo y que se pueda malinterpretar, me cuentan, porque “los que no son de allí no lo entienden”. En el centro del pueblo se ve poca actividad, la escuela, el ayuntamiento, instituciones públicas, algunas tiendas…pero la actividad está abajo, en la zona más próxima a las explotaciones mineras. Ahí se hace la vida. Todo tipo de negocio, las tiendas de compra-venta de oro son numerosas. En un principio se veía la selva pero ahora se ve un desierto. El paisaje ya no es verde, es amarillo, el agua es más bien marrón y está llena de mercurio. Las máquinas excavan sin parar. Deforestación, contaminación, expolio, negocio, supervivencia, desconfianza, y algunos, quizá, miedo…

Los que llegan allí proceden, en su mayoría, de la Sierra, de Cuzco, Puno o Juliaca. Intentan hacer dinero y no lo invierten en Madre de Dios, vuelven a su tierra. Todo se empobrece, la tierra y los nativos. No hablan con los de fuera, tienen cuidado, pero muestran curiosidad. Hay desconfianza, no se fían unos de otros. No hay contratos, no hay nombres, se conocen por apodos. Nadie reconoce nada ilegal, todo ha funcionado siempre así. Cuando alguien se atreve a hablar se queja de que “el Estado no hace nada por formalizar las explotaciones”. De vez en cuando hay bombardeos y algunas batidas para impedir los trabajos, pero ahí se queda. Y tampoco dicen saber nada de enfermedades, de los problemas que causa el mercurio para extraer el oro. Enfermedades que van desde los problemas respiratorios, sistema nervioso, malformaciones, hasta el cáncer, de piel y pulmón sobre todo. El mercurio está en el ambiente, en el agua, en los cultivos, en las personas y en los animales, en especial en los peces.

Madre de Dios (Perú)

Patricia Rosety

Hay un círculo vicioso con la minería ilegal, o informal. Desde la explotación hasta la trata y desaparición de personas, muchas son jóvenes, incluso menores. Las chicas acaban en prostibares, y los chicos en la mina. Hay delincuencia y ajustes de cuentas. Todo a lo que pueda llevar la ilegalidad. No es difícil desaparecer, la trata de personas es un grave problema en la zona.

Cerca de Huaype, hice algunas fotos de la selva o de lo que queda de ella. A lo lejos veía movimiento. Con el zoom no podía apreciarlo con claridad, pero en la pantalla del ordenador se veía a dos personas pegar a otra, al lado de un coche. No sabemos el final. Hice las fotos desde el carro exprés, me miraban, y no bien, precisamente. Las misioneras sufrían por mí. Según pasa el tiempo te das cuenta de la realidad. No tuve miedo en ningún momento, pero sentí el peligro que allí se vive.

Madre de Dios (Perú)

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