De la travesía del desierto a la gloria: “Mis éxitos se los debo a mi familia”

El lustro de oro de Sandra Sánchez comenzó en 2015, tras dos décadas de lucha

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José Melero CamposAna María Yuste

Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Sandra Sánchez no tuvo una adolescencia fácil. Tras las dudas sobre si continuar o dejarlo, se trasladó a Australia para continuar con el aprendizaje: “se hacía difícil, porque estaba muy lejos de mi entorno. Pero disfruté también.”

Sánchez no paraba de aprender y mejorar sus técnicas, pero los éxitos brillaban por su ausencia. Entraba en una fase de su vida donde no podía ser considerada como lo que se conoce como “futura promesa”. Dos décadas en un segundo plano, que hoy la karateca recuerda como un periodo duro, pero que le ha permitido saborear más sus éxitos: “ir paso a paso me ha hecho valorar más lo conseguido. Gestionar las derrotas y mantener la ilusión fue una tarea complicada, pero mantenía el objetivo de mejorar, no tanto de ganar. De seguir corrigiendo los errores. Eso me mantenía motivada.”

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Fue en aquellos años cuando nació el lema que ha acompañado a Sandra en los últimos años, “No te canses de intentarlo, y convertirás lo imposible en una realidad.” Y cuando todo apuntaba a que Sandra se quedaría por el camino, sin títulos que llevarse a la boca, y fuera de la selección española, llegó al año 2015, cuando tenía 34 años. Se proclamó por primera vez campeona de España y de Europa. El punto de inflexión se había producido: “no guardo ningún rencor a los que dejaron de confiar en mí. Ser seleccionador o entrenador es una tarea nada sencilla. Gracias a esas decepciones seguí mejorando, para demostrar que se equivocaban. Una vez te ves en el podio como ganadora, recuerdas más esos momentos, y te sientes orgullosa.”

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Tras coleccionar títulos nacionales y europeos, faltaba asaltar el campeonato mundial. Fue el 10 de noviembre de 2018, y ante su gente, en Madrid. Un día que tampoco olvidará: “lo viví intensamente porque estaba mi familia y la gente que me vieron desde pequeña crecer. A todos les veía llorar. Fue una recompensa a mi esfuerzo y al apoyo recibido. Parte de esa medalla es de ellos.”

Otro momento muy emotivo aquella tarde fue la fotografía con el director general de Deportes de Castilla-La Mancha, Juan Ramón Amores, que padece ELA, y cuando se fundieron en un abrazo. Sandra se emociona al hablar de él: “es un ejemplo de superación. Yo no tengo nada que enseñarle, al contrario. Nos transmite mucha fuerza y coraje. Tiene un corazón que no le cabe en el pecho.” En cuanto a la fecha que tiene pensado Sandra en bajarse del tatami...bueno, eso es que ahora mismo ni se contempla.

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