El día del gato: por qué se celebra en febrero y la conexión que tiene con la Casa Blanca

Existió un adorable felino que llegó a “campar a sus anchas” por las amplias instalaciones de la casa y despacho presidenciales

El día del gato: por qué se celebra en febrero y la conexión que tiene con la Casa Blanca

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Los gatos son los únicos animales en todo el mundo que tienen tres días al año específicamente dedicados a ellos: el 8 de agosto, el 20 de febrero y el 29 de octubre. En el mes de agosto, el Fondo Internacional para el Bienestar Animal junto a otras organizaciones crearon un día para el gato porque el octavo mes del año es cuando aumenta su fertilidad y su presencia en las calles.

Tener un gato en casa tiene numerosos beneficios para la salud, ya que ayuda a disminuir el riesgo de problemas cardiovasculares porque los propietarios de estos animales de compañía “suelen tener valores más bajos de presión sanguínea y muestran menor reactividad cardiovascular en situaciones de estrés”.

Por este motivo, seleccionar a este animal como mascota no solo ayuda a mantener un buen estado físico, puesto que convivir con este animal de compañía “ayuda a tener mejor salud cardiovascular”, sino también mental, ya que “alivia el estrés y la depresión”

Asimismo, los felinos son un gran apoyo emocional en momentos difíciles y ofrecen mucha compañía a sus dueños, tanto que “un 67% de los propietarios afirma que su gato siempre está allí cuando lo necesita”. Por descontado, generan confianza, sobre todo, en aquellas personas que requieren una atención especial.

Sobre la elección del 20 de febrero como el Día Internacional del Gato, tiene un motivo muy curioso. Como no podía ser de otra forma, es en homenaje a un felino. Se debe a Socks, un querido gato bicolor que llegó a sentarse en la mesa oval de la Casa Blanca. Sus dueños eran, ni más ni menos, que la familia Clinton.

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Este felino era de los pocos que podía “campar a sus anchas” por las amplias instalaciones de la casa y despacho presidenciales.

Además, llegó a convertirse incluso en “portavoz” de Clinton pues apareció en una de las imágenes más conocidas, en la sala de prensa de la Casa Blanca subido en el estrado al lado del micrófono. O “leyendo” los papeles del presidente en la mesa de su secretaria Betty Currie.

Chelsea, la hija de Bill y Hillary Clinton, decidió adoptar a Socks (nacido entre 1989 y 1990), en 1993, cuando Clinton era gobernador por Arkansas.

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La profesora de piano de Chelsea le enseñó dos gatos extraviados que rondaban cerca de su casa, e inmediatamente uno de ellos se lanzó a los brazos de la niña, Socks, que se lo llevó a la residencia familiar.

SOCKS: EL GATO QUE INSPIRÓ A ALGUNOS ARTISTAS

Este gato se hizo famoso, de la mano del dibujante Michael O’Donoghue quien reprodujo varias historias sobre la mascota de los Clinton: “Socks Goes to Washinton, “Socks Goes to the White House”, e incluso apareció en un programa de televisión, el show de Murphy Brown.

Su fama le llevó también a ser el protagonista del vídeo juego “Socks the Cat Rocks the Hill”.

En 1997, los Clinton deciden adoptar a Buddy, un perro de la raza Labrador Retriever, para que les haga compañía a ellos y al gato tras la partida de Chelsea para continuar sus estudios. Sin embargo, a Socks nunca le hizo mucha gracia la llegada de una nueva mascota que le quitara protagonismo.

Socks moriría el 20 de febrero de 2009 por un cáncer de garganta y su paso por la Casa Blanca se convertiría en inolvidable.

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