Albert von Filek, el austriaco que consiguió engañar a Franco con una sustancia secreta
Filek fue un simple químico austriaco que consiguió embaucar a Franco y engañarle con una estafa de grandes dimensiones
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Durante 40 años, el general Francisco Franco gobernó España con contundencia y violencia. Impuso un régimen de terror desde su llegada al poder. Un poder contra el que, de hecho, nadie se atrevía a luchar. Ni siquiera se atrevían a ponerle en duda. Nadie salvo él. Y fue a lo grande.
Su nombre fue Albert Edward Wladimir Fülek Edler von Wittnghausen, pero comúnmente se le conoce simplemente como Filek. Un simple químico austriaco que consiguió embaucar a Franco y engañarle con una estafa de grandes dimensiones.
¿Quién era Filek y cómo pudo ser capaz de engañar a Franco?
Filek nació en Viena en el año 1889, una fecha que le obligó a ver la caída del Imperio Astrohúngaro y a sufrir, como toda su generación, las grandes consecuencias de la misma. Era un pícaro con grandes dotes de persuasión y un largo historial de pequeñas estafas.
Tras varios engaños con su una gasolina mágica que él mismo había creado -todos ellos acabaron en saco roto- Filek decide dar el gran salto a España en 1931. Llegado al país, se presentó como un noble con educación y un caballero políglota capaz de hablar cinco leguas diferentes. La realidad es que todo aquello no era más que una fachada. Sí era cierto que era el hijo bastardo de un aristócrata y era capaz de hablar cinco lenguas, pero no por su educación sino por su necesidad de buscarse la vida.
En España, antes de engañar a Francisco Franco, Filek consiguió convencer a decenas de personas que su gasolina mágica, la “filekina”, iba a revolucionar el mundo, y realmente consiguió que todas aquellas personas invirtieran dinero en su invento. Un dinero que, por supuesto, jamás recuperaron.
La “filekina” que cautivó a Franco
Fue en el año 1940 cuando consiguió convencer a Franco de su gran descubrimiento. ¿En qué consistía? Le hizo creer que había inventado un nuevo combustible sintético, la “filekina”, probablemente -según el químico austríaco- uno de los más potentes, ya que era similar a la gasolina, pero su precio era muchísimo menor, dado que estaba hecho a base de agua, zumo de plantas y un ingrediente secreto que solo el creador conocía.
Con esta premisa, Filek hizo creer a Franco que esta sustancia convertiría a España en la principal potencia petrolífera del mundo. Las ansias de poder de Franco le hicieron morder el anzuelo y aprobó varios decretos en los que declaraba de “interés nacional” la empresa de Filek.
Francisco Franco decidió expropiar más de doscientas hectáreas de terrenos en las afueras de la ciudad de Madrid para construir la fábrica en la que, supuestamente, se iba a elaborar la “filekina”. De hecho, Franco calificó de “urgente” la construcción de la refinería.
Franco no pudo resistirse. Cayó en la trampa, y con él cayó también toda la prensa española de la época, que por aquel entonces estaba bajo el control del Régimen.
Todo acabó un año después, en el año 1941, cuando una comisión de expertos -que ya anteriormente habían comenzado a poner en duda este compuesto- dictaminaron que aquellos líquidos no era combustible. En marzo, Filek fue enviado a prisión. Seis meses después salió de la cárcel y volvió a las andadas con nuevas artimañas.
El secreto mejor guardado
La historia de este engaño colosal fue silenciada durante años por el régimen de Franco y desconocida por muchos. Una historia que ha salido a la luz de la mano del escritor Ignacio Martínez de Pisón en su obra “Filek, el estafador que engañó a Franco”.
De hecho, el escritor dice así: “Lo primero que pensé es que hay una buena historia: ¡un estafador internacional que tomó el pelo a Franco en la etapa más sanguinaria del régimen!”.