Las recetas que triunfaban en los banquetes del Imperio Romano

Los romanos más ricos celebraban auténticos festines, en los que abundaban la comida y el alcohol

ctv-coq-40658388143 00b449671b b

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

2 min lectura

Los romanos, como buenos mediterráneos, aprovechaban cualquier excusa para celebrar un buen banquete en el que rodearse de sus amigos y familiares para celebrar la vida. En aquella época, no se conocían muchos de los alimentos que ahora son muy habituales en nuestra dieta, como tomates, patatas, berenjenas, pimientos o naranjas, por lo que el menú variaba bastante de lo que podemos encontar hoy en un restaurante italiano. Alimentos como la pasta o, por supuesto, las pizzas, tampoco se consumían.

A lo largo de los siglos, Roma fue evolucionando, pasando de una monarquía a una república y, posteriormente, a un imperio, y, con la expansión del territorio controlado por las legiones, creció también la riqueza de los romanos más poderosos y la variedad de alimentos a los que tenían acceso.

Durante la República, el plato principal de las mesas de los romanos fue el puls, una especie de polenta hecha con harina mezclada con agua hervida, que se acompañaba de legumbres, huevos, verduras, y, para los más poderosos, de carne. Su popularidad era tal que los griegos conocían a los romanos como "comedores de polenta".

ctv-hqj-1280px-pompejanischer maler um 70 001

Los grandes banquetes del Imperio

El Imperio disparó la abundancia de alimentos disponibles y, con ello, aparecieron los grandes banquetes, en los que abundaba la carne.

Quizás la más frecuente fuera la de cerdo, que Plinio calificaba como la más sabrosa, con 50 sabores distintos, y que se preparaba frecuentemente en forma de salchichas. También podíamos encontrar cabra, y, con menos frecuencia, oveja (que se reservaba para la lana). El ganado vacuno se utilizaba para trabajar los campos y los animales eran tan valiosos que estaba prohibido por ley matarlos.

La carne de caza también era frecuente y abundaban el jabalí, la liebre y el ciervo, cuyas carnes se ablandaban con agua o leche. Todo tipo de salsas acompañaban estos platos. El garum era la salsa favorita de los romanos, se utilizaba para acompañar el pescado y que se elaboraba con intestinos de pescado fermentados y sal.

ctv-h1w-mosaic-g19bf39c2f 1920

Precisamente, el pescado era otro de los productos favoritos de los romanos: anguilas, doradas, lubinas, crustáceos y moluscos abundaban en los festines del Imperio.

Los viajes de los romanos trajeron consigo frutas de todo el planeta, que rápidamente se hicieron un hueco en las despensas de Roma. Cerezas del Mar Negro, melocotones de Pakistán, limones y albaricoques de China, granadas de Oriente y dátiles del norte de África.

Las verduras más consumidas en Roma eran las alcachofas, coles de Bruselas, guisantes y repollos, aunque en formas muy distintas a las que conocemos actualmente, ya que las variedades modernas solo surgieron en la Edad Media. Los garbanzos eran un producto muy habitual y se comían tostados como snack o en una pasta untable en pan. Nueces, almendras, pistachos, castañas y piñones también eran productos apreciados por los romanos, que los incluían además en salsas. El queso y la miel eran dos productos base en la alimentación romana, que usaba la miel como el principal endulzante.

Programas

Último boletín

12:00H | 22 NOV 2024 | BOLETÍN