1 de cada 3 personas afectadas por el edadismo en Europa
Es una discriminación más prevalente que el sexismo o el racismo
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1 de cada 3 personas considera haber sufrido edadismo en Europa, una discriminación más prevalente que el sexismo o el racismo en nuestro continente. En España, el 45 por ciento de la población afirma haber percibido discriminación hacia los mayores de 55 años. Es algo que tiene consecuencias no solo en el empleo sino también en los cuidados médicos que reciben las personas mayores y lastra la posibilidad de un envejecimiento saludable.
“Fui con mi madre al hospital y le dijeron que no se quejase porque son cosas propias de la edad. Le diagnosticaron un cólico y mi madre falleció 9 meses después con un cáncer brutal”, señala Pilar Ventura, de 52 años.
La discriminación por la edad más frecuente ocurre en edades avanzadas de la vida. Según explica Vania de la Fuente, consultora en envejecimiento saludable, “la evidencia muestra que cuanta mayor edad tengamos y peor estado de salud más probable es que suframos edadismo”.
“Si tenemos menor edad, si tenemos ansiedad frente a la muerte, si somos hombres y tenemos menor nivel de estudios, es más normal que seamos edadistas hacia personas mayores. No suelen discriminarlas, en cambio, las personas que han tenido contacto con personas mayores y tienen conocimientos del proceso del envejecimiento”, señala esta experta.
El edadismo que afecta también a los jóvenes, por ejemplo en lo relativo sus menores sueldos por iguales funciones dentro de la empresa que otros trabajadores, pero es más frecuente hacia los mayores. Y es que, según recoge De la Fuente en su ponencia “El edadismo: una barrera para un envejecimiento saludable y un problema de salud pública” pronunciada en el Instituto de Salud Carlos III una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas hacia las personas mayores.
Excluidos de los ensayos y de tratamientos y operaciones
Lo vivido por Pilar con su madre lo corroboran también la propia experiencia de Vania, licenciada en Medicina: “durante mis estudios de medicina no vimos absolutamente nada de geriatría y, sin embargo, después cuando ejercemos un gran porcentaje de nuestros pacientes son personas mayores. Hay un salto gigante entre la formación y la práctica. Tienes desconocimiento y el resultado es que no reconoces a tu paciente. Es importante reformular los planes educativos de los futuros proveedores de salud para que esto no ocurra”.
Y todo porque debido a diferentes factores, los estereotipos, los prejuicios y la discriminación por motivos de edad se trasladan también al sistema sanitario. El último “Informe Anual sobre Edadismo” de la Organización Mundial de la salud llega a cifrar las consecuencias “con cada década de edad, la tasa de decisiones de suspender la intervención aumenta en un 15 por ciento para respiradores, en un 19 por ciento para intervenciones quirúrgicas y 12 por ciento para diálisis”.
Pero además y, según señalan, “el edadismo también aumenta el riesgo de sufrir efectos adversos por el uso de medicamentos que no se han testeado en la población mayor. Esto es algo que sucede porque las personas mayores son sistemáticamente excluidas de la mayor parte de los ensayos clínicos que se realizan incluso para aquellas condiciones que son más prevalentes de la vejez”.
Se estima que más de seis millones de casos de depresión son atribuibles al edadismo a nivel mundial, y que este fenómeno obstaculiza la participación de las personas mayores en la sociedad e incrementa su deterioro cognitivo.
En el futuro y según Vania “es muy probable que los sistemas Inteligencia Artificial que se abren camino también en la sanidad replique estos sesgos edadistas en el futuro, pero a mayor escala y con una supuesta objetividad y todo porque para empezar en la mayor parte de las bases de datos hay una infra representación de personas mayores y también porque la IA se basa en datos históricos y si en el pasado a las personas mayores se les ha privado de ciertos tratamientos u operaciones sin señalarse que fue un error esto puede llevar a consolidar y a agravar este tipo de decisiones”.
Exclusión, aislamiento e inseguridad financiera
Pero el edadismo no se limita al ámbito sanitario, invade todas las esferas de la vida y además de repercutir en la salud física y mental de quienes la sufren, les aboca a un mayor aislamiento social y a una mayor inseguridad financiera.
“Profesionalmente, no se te considera igual ni se cuenta contigo igual” admite Margarita que tiene 58 años. Para Juanjo de 54 “no se valora la experiencia y a partir de cierta edad normalmente sobre los 50 se considera que estás obsoleto y a partir de los 55 es casi imposible recolocarte si tu empresa prescinde de ti”.
Hay un cierto aislamiento profesional que después se refleja también en el mundo de los cuidados a largo plazo de los ancianos, "se les aparta físicamente, ya que las residencias suelen estar en lugares apartados y poco céntricos" y el edadismo también se refleja en otras a actitudes hacia ellos incluso dentro de las familias como "su ridiculización, el uso del lenguaje controlador o infantil, el descuido y la negligencia"
Edadismo hacia uno mismo
Otra de las consecuencias de este problema se refleja en lo que nosotros acabamos pensando de nosotros mismos, en como nos percibimos. Es lo que los expertos llaman “edadismo autoinfligido”.
“Podemos llegar a interiorizar estereotipos que son muy dañinos como que la enfermedad es una parte inherente de la vejez, obviamente esto nos va a desmotivar por completo a seguir comportamientos saludables porque si de todas formas vamos a enfermar, pues no nos vamos a beneficiar de no fumar, de comer sano u hacer deporte. En las personas que piensan de esta forma la mortalidad aumenta un 20 por ciento” señala Vania.
Estrategias para erradicar el edadismo
Erradicar el edadismo pasa porque sea considerado un problema de Salud Pública. Es el abordaje correcto por su alta prevalencia, su impacto en la salud física y mental y los costes que implica.
Y todo porque hay fórmulas para atajarlo que pasan porque los expertos en epidemiología y en salud pública se unan a la lucha contra el edadismo para combatirlo como en su día se hizo con el consumo de tabaco y que lleven a cabo estudios de investigación para obtener nuevos datos y factores de riesgo.
Las estrategias que mejor están funcionando pasan, según Vania, son las medidas políticas y legislativas, además de por actividades educativas e intergeneracionales que fomenten la empatía y el respeto hacia las personas mayores.
Nos interesa a todos si tenemos en cuenta que solo en España las personas mayores de 65 años pasarán de representar el 19 por ciento de la población en 2021 a suponer casi el 27 por ciento en 2035.