Científicos descubren que el núcleo terrestre crece de una forma extraña y sin explicación aparente

Investigadores de la Universidad de California en Berkeley y del Laboratorio de Planetología y Geodinámica de Nantes han descubierto que el núcleo terrestre crece de forma desigual

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Javier Fernández, geólogo: "Los investigadores han observado que el núcleo terrestre crece de forma dispar"

David Ferreiro

Publicado el - Actualizado

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Conocer cómo funciona nuestro planeta es un reto en el que todavía tenemos mucho camino que recorrer. Existen multitud de procesos y de acontecimientos que a día de hoy desconocemos o que no logramos comprender en su totalidad ni con años de estudio y las tecnologías más avanzadas.

Pero lo cierto es que, poco a poco, la ciencia consigue descubrir o poner en manifiesto algunos procesos o comportamientos de nuestro mundo de los que, en ocasiones, apenas tenemos conocimiento.

Así, un nutrido grupo de sismólogos e investigadores de la Universidad de California en Berkeley y del Laboratorio de Planetología y Geodinámica de Nantes han conseguido demostrar un extraño proceso que está ocurriendo en el núcleo de la Tierra, que está experimentando un comportamiento anómalo cuya causa, por el momento, se desconoce.

Y es que a miles de kilómetros por debajo de nuestros pies, en el centro mismo de nuestro planeta, la masa de hierro y níquel que forma el núcleo terrestre está creciendo y formando nuevos cristales de hierro de forma desigual, más rápido hacia un lado que hacia el otro.

El hallazgo, publicado en la revista científica Nature Geoscience, muestra como el área del núcleo ubicada en la zona de Indonesia es mayor que la ubicada en la antípoda, justo debajo de Brasil.

Esto está generando una diferencia en el calor que recibe el núcleo exterior, la segunda capa de la Tierra, que absorve el calor del núcleo interno, haciendo que éste se enfríe. De esta manera, el núcleo terrestre pierde calor de forma irregular, enfriándose más rápido bajo suelo indonesio, donde absorve más calor, que bajo el brasileño, donde por tanto, absorbe menos.

Esta oscilación de la temperatura está ocasionando una alteración de las ondas sísmicas que viajan continuamente por el interior de la corteza terrestre, algo de lo que ya se tenía constancia pero de lo que se desconocía el origen hasta ahora.

De hecho, los científicos no eran capaces de entender por qué las ondas sísmicas se mueven más deprisa cuando viajan entre los polos del planeta, que cuando lo hacen en torno al ecuador, en dirección este a oeste.

Un misterio resuelto, mil incógnitas más

Ahora y gracias a este estudio, en el que se han utilizado una multitud de simulaciones a través de ordenador sobre el crecimiento del núcleo de nuestro planeta durante años, se propone como solución este crecimiento dispar, que explicaría la conocida como 'anisotropía sísmica', esta diferencia entre un movimiento y el otro.

Así, y según comenta a COPE Javier Fernández Lozano, geólogo y profesor de la Escuela Superior y Técnica de Ingenieros de Minas de la Universidad de León, " lo que ellos explican es que ese crecimiento genera una anisotropía en una determianda dirección en el núcleo y es la encargada de producir variaciones en el movimiento de las partículas y en el paso de las ondas sísmicas, a través del núcleo interno".

El geólogo también explica el complicado proceso que han tenido que seguir los investigadores para topar con esta respuesta, comentando que "han simulado cómo sería el crecimiento de esos minerales, de esos elementos, en el interior del núcleo. Ese crecimiento diferencial es el que produce una variación en la velocidad de las ondas sísmicas que atraviesan el interior del núcleo".

Sin embargo, este crecimiento desigual, del que se desconoce la causa, no preocupa en tanto a que pueda llegar a desequilibrar el núcleo de la Tierra, ya que la gravedad hace su trabajo y se encarga de redistribuir uniformemente estas nuevas partes, manteniendo la forma del núcleo interno.

En lo que sí podría afectar esta anomalía sería en el campo magnético del planeta, que según nos comenta Fernández Lozano, experto en geología, viene dado por "el hierro y níquel del núcleo, que se está moviendo de forma contínua en el interior y genera el campo magnético, que es el que protege a la Tierra de los vientos solares".

Tal y como se explica, el campo magnético está impulsado por el movimiento del hierro y níquel fundido en movimiento que a su vez depende del calor del núcleo interno, que de no ser uniforme hará que se mueva más deprisa de un lado que del otro y alteraría, así, el campo magnético del planeta.

De hecho, y según explica a COPE Javier Fernández, otros estudios han observado que "en los últimos años se está produciendo un debilitamiento del campo magnético y esto quiere decir que, muy probablemente, estemos próximos a una inversión magnética", aunque nos tranquiliza matizando que "cuando hablamos de próximo, estamos hablando de tiempo geológico, podría ser en miles de años o en millones de años".

La importancia de cómo esto podría llegar a afectar al único planeta con vida conocido, reside en la función que desempeña el campo magnético, que es el encargado de protegernos de los vientos solares y de la radiación, por lo que según afirma Fernández Lozano "en caso de que se debilite o falle estaríamos expuestos a estos vientos solares, que son muy peligrosos para la vida", sentencia.

Sin embargo, este descubriemiento, que permite comprender un proceso hasta ahora desconocido de nuestro planeta, plantea un buen puñado de nuevas incógnitas, ya que ni tan siquiera se sabe a qué es debido este crecimiento desigual, más allá de ciertas teorías. Y es que lo cierto, es que nuestro planeta no deja de sorpendernos, ya que parece que cuanto más sabemos, más nos queda por conocer.

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