Un maltratador a su víctima: “Si no te mato, te arruino la vida pero no vas a trabajar”

El 41% de las mujeres asesinadas en 2018 no trabajaban. El desempleo y la precariedad laboral es un obstáculo para denunciar el acoso y salir

Buscando trabajo

Laura Otón

Publicado el - Actualizado

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“La primera semana de novios me tiró del coche en marcha, no quería que trabajase y me daba tales palizas que yo no podía presentarme así en el trabajo. Perdí varios empleos por ese motivo”. Quien cuenta su historia se llama Ana. Ha puesto 25 denuncias contra su agresor, quince por maltrato físico y diez por saltarse las órdenes de alejamiento. Tiene una hija de siete años ahora, con cuatro decidió coger la maleta y marcharse de casa cuando les puso un cuchillo en el cuello.

Ana es auxiliar de enfermería pero a sus 42 años no encuentra trabajo estable sólo suplencias “Me da mucho corte decir que soy víctima de violencia de género, porque la gente piensa que soy tonta por haber aguantado ese maltrato sin hacer nada, me da vergüenza...”.

Esa vergüenza que las empuja al silencio, se llena de constantes ausencias en el trabajo porque su situación legal las lleva a estar con frecuencia en el juzgado poniendo denuncias, acudiendo al psicólogo con sus hijos la mayoría en tratamiento por la situación familiar o incluso yendo al médico para ellas.

“No somos productivas, y lo entiendo, pero las ganas de trabajar y la necesidad que tenemos son buenas para las empresas que si nos apoyan nos ayudan a salir adelante y se lo devolvemos con creces”, es lo que opina Luz. Se esconde bajo un nombre falso.

Lleva años aguantando las palizas, el acoso y la vida enclaustrada a la que le ha sometido que fuera su pareja y padre de su hijo. “A los 24 años empecé a salir con él y no quería que trabajase; yo trabajaba y estudiaba y él no lo soportaba, me quería sólo para él. Empezó a darme palizas al poco tiempo y cuando le intentaba dejar, me la montaba en los trabajos donde yo estuviera. He perdido varios empleos, me echaban porque no querían problemas y a mi hasta me parecía normal”, recuerda Luz.

 “Al principio no dices nada, pones excusas, te ha pegado y tú dices que te has caído...pero la gente se da cuenta y no lo puedes ocultar. Muchas veces he pensado que si yo hubiera contado lo que pasaba en la empresa me habrían ayudado....”

Miedo a salir a la calle, miedo a que hagan algo a sus hijos, son mujeres rotas en pleno proceso de recomponerse, pero para hacerlo necesitan la comprensión de los empleadores. Un informe de la Fundación Adecco pone de manifiesto que el 81% de las mujeres víctimas de la violencia de género se encuentra desempleada o trabaja en la economía sumergida. Está basado en una encuesta a 500 mujeres que han pasado por esta situación y el 71% señala que el desempleo y la precariedad son un freno a la hora de denunciar su situación. La fundación ha publicado una guía para acompañar a las víctimas de la violencia de género en su acceso al empleo.

El sindicato UGT apunta al desempleo y la precariedad precisamente como uno de los motivos de la violencia. Algo que Luz ha vivido en sus propias carnes “No te puedo matar pero te voy a arruinar la vida, trabajar no vas a trabajar porque si eres independientes puedes ir a donde quieras, si no trabajas vas a estar encerrada en tu casa y amargada”. Esta es la mejor manera que tiene un maltratador de mantener sometida a la mujer que no puede dominar. Romper este círculo es asegurarles un futuro mejor a ella y a sus hijos.

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