La oscarizada película de Steven Spielberg que le sirvió para aprobar su carrera
Es uno de los directores de cine más famosos del mundo y presentó una de sus películas más aclamadas para terminar sus estudios de Cines y Artes
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18 de diciembre de 1946, justo un año después de que la Segunda Guerra hubiera acabado y de que el mundo comenzase a estar inmerso en la Guerra Fría, que estallaría un año más tarde y que evidenció la puja por ser la primera potencia mundial entre Rusia y Estados Unidos.
Y allí es donde comienza esta historia, concretamente en Cincinnati, Ohio. Fue entonces cuando nació el hijo de una pianista y restauradora y un ingeniero eléctrico al que llamaron Steven. Poco sabían entonces que, después, se convertiría en el director de cine más reconocido del mundo.
Por supuesto, hablamos de Steven Spielberg, que ha ganado cuatro premios Óscar a lo largo de su carrera y diecinueve nominaciones, gracias a su imaginación y su peculiar y artística forma de relatar las historias.
Un director que comenzó a hacer películas simplemente siguiendo su instinto y valiéndose de su talento, porque cuando se mudó a California, le rechazaron varias veces para entrar en una escuela de cine.
En 1965, impulsado por sus dotes, decidió comenzar a estudiar la carrera de Artes Cinematográficas en la Universidad de California, pero le comenzó a salir trabajo como director en Universal Studios y la abandonó.
Y todo empezó a ir como la seda, en 1975 estrenó Tiburón, que le consolidó como uno de los directores más importantes de Hollywood, y el resto es historia. ET, Indiana Jones o Regreso al Futuro, son algunos de los títulos que hicieron de Spielberg un icono del séptimo arte.
Pero, todo cambió, cuando 33 años más tarde, decidió volver a la Universidad.
Su regreso a las aulas con una película insignia
Motivado por todos sus éxitos y por las nominaciones a los premios Óscar que había tenido en los años anteriores, pero sobre todo por su hija y para darle ejemplo, decidió regresar a la Universidad.
Se tenía que matricular de todas aquellas asignaturas que no había podido hacer, y de su proyecto final de carrera. En este último, todos sus compañeros tenían que presentar un corto de 12 minutos, pero a él le dejaron matricularse con algún proyecto cinematográfico que estuviese desarrollando.
Dicho y hecho, porque presentó ante el tribunal La Lista de Schindler, una película que después se convirtió en toda una insignia para el director y por la que ganó el Óscar a Mejor Director y otro a Mejor Película.
Sharyn Blumenthal era la directora del Departamento de Arte y Cines Electrónicas en ese momento, comentó que el proyecto que presentó era más que suficiente:
“Creo que La Lista de Schindler cuenta como una avanzado y pulido corto de 12 minutos” decía entre risas. Era mayo de 2002 cuando, finalmente, el director se graduaba en la Universidad dando el discurso de su promoción.
Con ello, terminaba unos estudios que le habían llevado más de treinta años, aunque, como habían confesado sus profesores, estaba en permanente contacto con ellos mientras estudiaba sus asignaturas por libre.
Es curioso, porque él, de alguna manera ya había sido universitario, ya que, durante su larga carrera, le habían concedido cinco doctorados Honoris Causa.
Une película con un gran significado para Spielberg
La Lista de Schindler es una de esas películas que se han convertido en una obra de culto y que, por el tiempo que se estuvo pensando, bien mereció la pena.
Y es que, cuando a Spielberg un directivo de Universal le enseñó la crítica que habían hecho del libro El Arca de Schindler, supo que tenían que hacer con ello. Eso sí, él, al inicio, no se sentía preparado para hacerlo.
“Me gustó de la historia que estaba escrito de un modo documental y que Keneally (escritor de la Obra) contaba los dos lados de la historia. Es por eso que quise hacer una película, porque no es otra historia más del Holocausto” confesaba en una entrevista.
Y es que para el director es una de las películas más especiales de su carrera, porque decidió hacerla cuando se dio cuenta de que el movimiento negacionista del Holocausto ganaba mucha fuerza.
De alguna manera, el antisemitismo que se muestra en esa historia, le recordaba a la suya propia, ya que como un joven judío ortodoxo, Spielberg también lo sufrió en su país natal.
“Nunca me pude imaginar que la historia que contamos le iba a gustar a la audiencia, con esa cantidad de violencia, de humanos contra humanos...o de inhumanos contra humanos. Nadie pensaba que esa película ganaría dinero” confesaba 25 años más tarde de su estreno.
Una película que rodaron en Polonia y que en alguna escena el propio Spielberg no pudo estar presente por la crudeza de las imágenes.
Se filmó en blanco y negro por decisión del propio Spielberg, que afirmaba en una entrevista que no conocía “el Holocausto en color. No estuve allí, pero he visto muchos documentales que estaban grabados en blanco y negro, ese fue mi punto de referencia. Quería que se sintiese real”.
Y tanto, porque no le sirvió solo para aprobar la carrera, si no para ganar dos Oscar y llevarse una larga ovación en el Teatro Dolby.