¿Por qué se hereda la pobreza?
3 de cada 10 menores viven con escasos recursos en nuestro país. Uno de cada 4 vivirán con privaciones cuando sean adultos
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La pobreza se hereda de padres a hijos. Los datos del INE revelan que una de cada 4 personas con muy bajos ingresos provienen de una familia cuya situación económica era mala o muy mala durante su adolescencia. Uno de cada 5 niños que vivieron en pobreza tiene ahora nivel de estudios primarios. Hoy 3 de cada 10 menores en nuestro país está en situación de pobreza.
Mayarlin llegó a nuestro país hace cinco meses con su familia. Son parte de ese medio millón de migrantes que no regularizados, con lo que conseguir ingresos estables les resulta imposible. Tiene un hijo de 16 años, y muchas esperanzas para su futuro. “Los profesores en el instituto Le han colaborado mucho y le dicen 'mira, esto es lo mejor para ti en cuanto a estudios'. Está en cuarto de la ESO y se le ha complicado mucho entonces, para que haga un nivel de FP. Yo creo que aquí tiene muchas más posibilidades”. Cáritas está detrás de esta familia, ayudándoles con el alquiler y proporcionándoles alimentos cuando lo necesitan. Mayarlyn trabaja por horas, sin ninguna garantía.
El bloqueo del ascenso social
Tiene muchas esperanzas en el futuro, aunque desde la ONG que les ampara señalan las dificultades que estos menores que viven en situación de pobreza tienen en su vida adulta. Raúl Flores, responsable de estudios de Cáritas, utiliza una imagen visual para que entendamos su situación.
Compara la sociedad con un ascensor. “Si imaginamos nuestra sociedad como un edificio de cinco plantas, en el que en la primera viven los más pobres, los que menos recursos tienen, en la tercera la clase media y en la quinta planta los que más renta tienen. Ese ascensor social que hace que nos movamos de una planta a otra, funciona relativamente bien entre la segunda y la cuarta planta, y es un ascensor que pocas veces baja de la quinta planta y también es un ascensor que muy pocas veces pasa de la primera planta. Esto significa que aquellas personas que viven en esa capacidad social con menos recursos tienen muy pocas oportunidades de generar ese ascenso social, coger ese ascensor y mejorar sus condiciones”.
Y esto se debe a muchos factores, pero los niveles educativos de los padres, los trabajos y la relación con la actividad económica de los progenitores, así como otras muchas oportunidades que tienen que ver con los apoyos sociales con las redes sociales que nos van ayudando o no, hacen que esas personas que nacen y desarrollan parte de sus vidas en la primera planta, tengan muchas más dificultades para mejorar sus condiciones”.
Niños en riesgo de quedarse en la primera planta
En esa primera planta viven ahora mismo 3 de cada 10 menores en nuestro país, con sus familias subsistiendo a duras penas. “Esto nos preocupa -alerta Raúl Flores- porque esa circunstancia que están viviendo, esas privaciones, esa falta de oportunidades, esas estrategias de su familia para salir adelante, están impactando en ellos. Y están generando heridas, roces y circunstancias que pueden complicar su situación cuando lleguen a la vida adulta”.
Hay muchos factores que pueden torcer el futuro de estos menores, pero “los niveles educativos de los padres, los trabajos y la relación con la actividad económica de los progenitores, así como otras muchas oportunidades que tienen que ver con los apoyos sociales con las redes sociales que nos van ayudando o no -señala Flores- hacen que esas personas que nacen y desarrollan parte de su vida en la primera planta, tengan muchas más dificultades para mejorar sus condiciones”
¿Qué podemos hacer como sociedad?
El bienestar de esos niños y de esas niñas no solo le interesa a sus padres. Señalan desde Cáritas que “la sociedad en su conjunto también debería estar muy preocupada, porque los niños de hoy son el futuro de mañana. Y tiene que importar que la sociedad del mañana esté formada por personas que han tenido oportunidades, que han vivido bien, que pueden generar la máxima de su desarrollo como personas adultas”. El responsable de estudios de la ONG recuerda que “nuestro Papa Francisco lo decía en una homilía que daba el Guayaquil, en Ecuador y decía que cualquier tipo de apoyo a la familia no es una limosna, es una forma de devolver a las familias el esfuerzo que hacen por la sociedad en esa etapa de crianza de personas para el futuro”.
Es una responsabilidad colectiva que nos debe llevar a reforzar “las oportunidades educativas, que desgraciadamente a día de hoy todavía no resiste una igualdad de oportunidades real, hay que mejorar las oportunidades laborales para sus padres. La vivienda, que es un pozo sin fondo al que las familias tienen que echar gran parte de los presupuestos. Tenemos que pensar que es una tarea de todos. Y muy importante, la prestación universal por hijo, que ya tienen varios países europeos, que está testado y que perfectamente como elemento compensador de las desigualdades de partida. Cada niño sale de un punto distinto en la carrera de la vida, en función de las características de las familias. Estas prestaciones universales a los hijos, lo que hacen es compensar esas desigualdades de partida. Y es una medida que es estrictamente necesaria y tenemos que pensar como ponerla en práctica. Con evaluaciones para ver si funciona o no funciona, pero es un paso fundamental”.