Stephen Hawking, por 3'141592653... razones

Jose Edelstein, colega del científico británico, descubre en COPE a la persona detrás de la teoría de los agujeros negros y la enfermedad

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Stephen Hawking, por 3'141592653... razones

Isabel Lobo

Publicado el - Actualizado

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Stephen Hawking tenía sus propios tiempos. Aprendió a leer a los 8 años, desesperaba a los profesores con su caligrafía desastrosa, era desordenado pero metódico. Y ahí estaba la clave. Había que dejarle hacer y hacerse así mismo; aunque al principio de la veintena fuera una enfermedad la que acabara de proponerle cómo sería el resto de su vida. Su mote de clase era 'Einstein', se hacían apuestas en las aulas que le rodeaban a que no haría nada importante en la vida. Hoy es una de las grandes aportaciones de la ciencia al mundo en la historia.

Siempre quiso descubrir cómo funcionaban las cosas. El porqué de su curiosidad era insaciable. Su padre quería que fuese médico, salió físico. Y fíjate tú por donde un físico respondón que en la universidad se ganó primero la enemistad de algunos profesores para después ser el que les pasaría los apuntes. El rebelde de Cambridge alentó más a al investigación en su entorno de lo que nunca lo hicieron los departamentos pertenecientes a los claustros de profesores.

En toda su vida conoció a tantas personas como facultades había ido perdiendo con el tiempo, menos su brillantez. Esa mente a la que pocos han tenido acceso, pero quienes lo han hecho hoy se sienten huérfanos de maestro. Este es el caso del profesor de física teórica, Jose Edelstein, que fue amigo del científico y le acompañó en numerosas ocasiones en sus viajes a España y compartieron ratos inolvidables en su casa de Cambridge.

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José Edelstein recuerda hoy el primer día que se conocieron, lo impactente que fue mantener una comunicación con él y con la tecnología que le permitía expresarse. Nunca olvida el día que una niña fue a verle en una conferencia que dio en Santiago de Compostela; aquella niña tenía una enfermedad rara y su ilusión era conocerle. En medio de la conferencia, Stephen Hawking le dedicó unas palabras a esa niña, diciéndole que nada le impediría hacer lo que había venido a hacer a este mundo. José Edelstein todavía se emociona al recordarlo.

Se le escapó el nobel, pero su colega Edelstein está seguro de que en esta vida dará tiempo a comprobar que sus teorías son correctas: “Aprovechaba un desvío de la mirada de alguien o un receso para activar con la mejilla un documento nuevo y empezar a escribir otro libro, tenía una capacidad de trabajo infinita”.

Este miércoles ha muerto a los 76 años. Un 14 de marzo. El mismo día que nació Eisntein, este año coincide con el 30 aniversario del número Pi. Y su amigo Edelstein recuerda en COPE sus 3' … miles de facetas: al científico, al personaje y a la persona.

Stephen Hawking demostró una y otra vez sus propios preceptos: la inteligencia es la habilidad de adaptarse a los cambios y mientras haya vida hay esperanza.

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