Subastan por 6.500 euros la muñeca de una superviviente del Titanic
Perteneció a Eva Hart y ha estado expuesta en el museo de Ayamonte, en Huelva
Madrid - Publicado el - Actualizado
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La muñeca de porcelana que Eva Hart, superviviente del naufragio del Titanic, ha sido vendida en la noche de este martes en la casa de subastas Catawiky por 6.500 euros, tras estar expuesta en los últimos años en un museo de Ayamonte (Huelva). La muñeca, según fuentes de la casa de subastas, ha sido vendida por debajo del precio marcado por los expertos, que lo elevaban hasta 10.000 euros, al tratarse de un objeto certificado como procedente del famoso transatlántico.
Fue rescatada por un pescador en 1977, y adquirida hace cinco años para el museo onubense hasta que finalmente ha sido vendida hoy en subasta. El juguete fue un regalo a Eva Hart de sus padres, con los que embarcó en el Titanic con siete años como pasajera de segunda clase, y sobrevivió, junto a su madre, al naufragio, falleciendo el 14 de febrero de 1996 a los 91 años.
En sus memorias, Hart dejó reflejado que recordaba como tuvo que salir de forma precipitada del barco cuando se ordenó la evacuación y que dejó su preciada muñeca olvidada en el camarote, que se convirtió en objeto de culto cuando fue encontrada por casualidad por un barco atunero.
La cabeza de la muñeca, realizada en porcelana corresponde, al molde 'Shoenau & Hoffmeister 1906' y es el mismo juguete que portaba la pasajera del desaparecido barco. La que hasta este martes ha sido su propietaria realizó un detallado estudio de los pasajeros que pudieron llevar muñecas en el Titanic, encontrando sólo dos que, aún perteneciendo a familias con nivel adquisitivo alto, viajaban en segunda clase: Eva Hart y Marjorie Collyer. En las memorias se hace mención a que la muñeca de Marjorie, de la que hay documento también fotográfico junto con sus notas del viaje y que fue encontrada en una de las expediciones entre los restos del barco, pero la de Eva nunca apareció.
Finalmente, la cabeza de la muñeca de Eva fue hallada por un pesquero de la compañía Argenbel (Maritima Argentinian ad Belgian Societ)cerca de la zona del hundimiento del Titánic. La pieza, que se había convertido en uno de los elementos más demandados por los visitantes del museo de la costa onubense hasta su cierre, ha sido adquirida por un comprador anónimo, identificado tan sólo con un código de puja.