¿Por qué podemos predecir el tiempo que hará?
Conocer el tiempo no solo es un capricho, influye en la economía, reduce riesgos y puede lhasta a salvar vidas, pero, ¿cómo es posible precisarlo hasta los niveles de hoy?
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La ciencia avanza y cada vez con más precisión podemos conocer el tiempo que está por venir. Es una información que interesa y mucho, ya que de ella dependen no solo buena parte de nuestros planes, también la economía e incluso nuestra salud.
Muestra de su importancia es que la meteorología ocupa buena parte del espacio de los informativos diarios, cuando no tiene un espacio propio. Pero ¿por qué podemos predecir el tiempo que hará?.
"El pronóstico del tiempo de hoy en día no ha sido una tarea sencilla de implementar, es fruto de una gran evolución a lo largo de las últimas décadas", explica a cope.es Mar Gómez, doctora en Físicas y responsable del área de meteorología de eltiempo.es.
La previsión meteorológica señala, "depende directamente de la observación y de las condiciones iniciales de la atmósfera". Hoy en día los expertos pueden predecir el tiempo "con una exactitud asombrosa" gracias en buena medida "al gran número de herramientas tecnológicas con las que contamos". Gracias a ellas "y a una serie de ecuaciones no lineales -no tienen solución exacta- podemos determinar el tiempo que tendremos en un plazo concreto".
Los pronósticos "se hacen recopilando tantos datos como sea posible del estado de la atmósfera: temperatura, presión atmosférica, vientos, humedad y precipitaciones". Registros, que aclara "se toman de barcos, aviones, satélites y estaciones meteorológicas. Gracias a la supercomputación podemos obtener soluciones aproximadas de esas ecuaciones y junto a los modelos meteorológicos realizar los pronósticos a corto, medio y largo plazo".
Como este tipo de ecuaciones no tiene una solución exacta, "siempre hay un porcentaje de error, asociado a la naturaleza caótica de la atmósfera".
PREDECIR EL TIEMPO HOY
"Para poder realizar un pronóstico certero necesitamos los modelos meteorológicos, radares y satélites, así como herramientas gráficas con las que plasmar la información de forma visual. Además, debemos contar con un predictor y comunicador meteorológico que interprete, haga el análisis sinóptico y transmita la información", señala.
EL TIEMPO EN EL TIEMPO
Desde la antigüedad el hombre ha estado pendiente del tiempo. "Se cree que los babilonios predecían el tiempo interpretando el comportamiento de las nubes y Aristóteles en el 340 a. C publicó su obra Meteorológicos donde describía patrones meteorológicos", explica Mar Gómez.
"Los primeros instrumentos para medir variables meteorológicas llegaron en 1607 con Galileo y su termómetro, seguido del barómetro para medir la presión de Torricelli en 1643 y el anemómetro para medir la intensidad del viento de Hooke en 1667. Poco a poco, durante los siglos XVII y XVIII, las observaciones de Edmond Halley, Antoine Lavoisier o Benjamin Franklin fueron añadiendo información a la explicación de la circulación general de la atmósfera".
Sería ya a a partir del siglo XIX, cuando "se empezaron a representar los campos de temperatura y presión en mapas. Con el desarrollo y extensión del telégrafo, pronto se empezaron a formar los primeros servicios meteorológicos en 1850. En el siglo XX el científico noruego Bjerknes sentó ya las bases de la meteorología actual con las ecuaciones y problemas matemáticos".
Tras el lanzamiento del primer satélite en 1957, "la revolución meteorológica estaría en marcha. Las décadas siguientes vendrían marcadas por el avance tecnológico, con superordenadores cada vez más potentes que aumentarían drásticamente la fiabilidad de las previsiones gracias a las observaciones como datos de partida".
FIABILIDAD DE LOS PRONÓSTICOS
Mar Gómez recuerda que la atmósfera "es un sistema caótico y que las previsiones se basan en unas ecuaciones que no tienen una solución exacta". Esto quiere decir que "siempre se mantendrá un porcentaje de error", si bien en los últimos años ha disminuido "gracias al avance de la tecnología y al gran número de herramientas de que disponen".
El rango de error aumenta "cuanto más lejos nos encontremos de la fecha que queremos predecir, ya que se van sumando los errores temporales". Es decir, "a unos 3 o 4 días vista, la fiabilidad es muy alta. Sin embargo con una semana de antelación la exactitud del pronóstico decrece notablemente. Lo que sí podemos ver a largo plazo es una tendencia".
Además advierta la experta, "depende enormemente de la situación meteorológica que tengamos y la época del año que estemos". Es decir, "no se puede predecir una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos, las antiguas gotas frías) igual que un anticiclón estancado. La primera determina las precipitaciones de cada zona y deberemos seguirla bien de cerca y continuamente, mientras que la segunda tiene un pronóstico muy estable y puede predecirse a más largo plazo".
¿POR QUÉ ES TAN IMPORTANTE CONOCER LA PREVISIÓN DEL TIEMPO?
Conocer el tiempo no solo es un capricho, influye en la economía, reduce riesgos y puede llegar hasta a salvar vidas. "Puede ayudar a que una cosecha sea productiva o por el contrario arruinar toda una temporada. La falta de nieve puede determinar una nefasta temporada de esquí y las lluvias torrenciales en el Mediterráneo menguar el turismo veraniego".
Pero también tiene un efecto directo sobre la "dispersión de la contaminación en las ciudades, el estado de las alergias y plagas, incluso llega a influir en problemas de salud como dermatitis, problemas respiratorios o golpes de calor en los meses veraniegos", concluye Mar Gómez.