El invento que surgió de un filete caducado en un piso de estudiantes y que te dirá cuando la comida está mala

A partir de una broma entre compañeros de piso nació Oscillum, la empresa que ha creado un sistema de etiquetas que pueden informar del estado de los alimentos a tiempo real

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Oscillum en 'Lo que viene': La tecnología que es capaz de decirnos si un alimento está en buen estado o no

Belén Collado

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

A todos nos ha pasado alguna vez: hemos abierto la nevera y esa lechuga que lleva ahí ya varios días empieza a tener mala pinta, así que decidimos tirarla, o algún filete que empieza a tener un color raro y optamos por tirar toda la bandeja, cuando a lo mejor alguno se podía comer todavía. Esto precisamente es lo que pensó Pablo Sosa, por aquel entonces estudiante de biotecnología de la Universidad Miguel Hérnandez de Elche, una noche al llegar la hora de la cena con sus compañeros de piso.

A veces las mejores ideas surgen en las situaciones más cotidianas. Concretamente fue un domingo, a final de mes, en el que Pablo decidió comerse ese filete de pavo que suele quedarse de pico olvidado al fondo de la nevera. El paquete llevaba un tiempo abierto y el filete no parecía muy apetecible, empezaba a tener un color más oscuro y olía más fuerte. "¿Pero cómo te vas a comer eso?", le llegaron a decir sus compañeros, Luis Chimeno y Pilar Granado, también biotecnólogos. “El color y el olor son parámetros organolépticos, dicen la calidad, pero seguro que esto está bueno", respondió Pablo.

En ese momento surgió en el piso la broma de “Pablo se lo come todo”, o “dale eso que tiene mala pinta a Pablo, que seguro que se lo come”. Pero también a partir de esa broma y de los "experimentos" de Pablo se dieron cuenta de la cantidad de comida que tiramos a veces porque no sabemos si está buena o no. Ahí nació Oscillum, la empresa que estos tres biotecnólogos han creado para abordar este problema y evitar el desperdicio de comida. “La industria alimentaria se ha centrado en protegernos de problemas en las fábricas, en el supermercado, pero una vez abrimos los productos, estamos solos contra nuestra nevera. Queremos ayudar a reducir esa incertidumbre”, afirma Pablo Sosa, CEO y co-fundador de Oscillum.

Dime de qué color eres y te diré si estoy bueno

La tecnología que ha desarrollado la empresa consiste en una etiqueta que, al entrar en contacto con los alimentos, notifica sobre su estado. Dicha etiqueta puede detectar la emisión de moléculas de los alimentos y desencadenar una reacción que produce un cambio de color. Este cambio está directamente relacionado con el estado de frescura, calidad y seguridad del alimento. La etiqueta puede mostrar tres colores: el amarillo es buen estado, el verde significa que no deberías tardar mucho en comértelo, y el azul indica que no está en condiciones de consumir.

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¿Por qué no optaron por utilizar los colores típicos del semáforo? “Dentro de nuestra filosofía de que todo el mundo lo pudiera utilizar, detectamos que hay muchas personas con ceguera parcial del rojo y el verde, y justamente son los extremos de nuestra tecnología”, explica Pablo. Por lo tanto, eligieron colores con una baja incidencia en diversas afecciones de discapacidad visual.

Para hacer su solución aún más inclusiva, en este caso para las personas con baja visión o ceguera total, incluyeron una serie de texturas a las etiquetas, que también cambian según el estado de la comida. “Cuando está amarillo presenta porosidad, y cuando se vuelve azul, la pierde, de manera que las personas con ceguera completa son capaces de verlo”, indica Pablo.

En estos momentos la tecnología de Oscillum es completamente funcional en carnes frescas, ya sean refrigeradas o congeladas, pero que no sean carnes procesadas, como hamburguesas o salchichas. También funciona en pescados blancos o azules. Además, están empezando a implementarlo en frutas y hortalizas, como el mango o al aguacate. “En estos productos lo que prima, según el consumidor, no es la seguridad, sino los parámetros organolépticos: lo dulce o lo ácido que está, o si presenta negrura el aguacate. Eso es lo quiere saber el consumidor, no solo si es seguro o no”, comenta Sosa. Por ello, en estos casos han adaptado su tecnología para que se base en estos parámetros y la etiqueta cambie de color respecto a ellos.

Una tecnología que funciona no solo con alimentos

“Realmente el problema no es si están buenos o malos los alimentos, en general de lo que sufre nuestra sociedad es de falta de información a tiempo real. Las fechas de consumo preferente o de caducidad se establecieron hace unos años porque no había otro método para ayudar a la población, pero ahora ya existen tecnologías que buscan aportar al consumidor y a las empresas información a tiempo real”, argumenta el CEO de Oscillum.

Por esta razón, esta herramienta es útil no solo para el ámbito alimentario, sino también para saber si un cosmético o un medicamento están en buen estado para usar o consumir, y estos biotecnólogos ya se encuentran desarrollando su producto también para estas aplicaciones. Aseguran que su teconologia es muy versatil y puede adaptarse a casi cualquier ámbito o necesidad que tenga el consumidor.

Oscillum ya se ha lanzado al mercado en Sudamérica y Estados Unidos este mismo año, pero en Europa se está retrasando algo por los trámites que el producto debe pasar en cuanto a la normativa de seguridad alimentaria que exige la UE. “Esperamos empezar la comercialización de fruta para el verano”, prevé Pablo Sosa, que también nos adelanta que están trabajando para lanzar una solución para cosmética por esas mismas fechas.

Inicialmente, su idea es aliarse con empresas y no realizar la venta directa al consumidor, es decir, la etiqueta de Oscillum vendría incluida en el envase de fruta que compremos en el supermercado, por ejemplo. “Creemos que aliarnos con empresas que ya tienen la confianza del consumidor es mucho más fácil para que entiendan cómo funciona nuestra tecnología”, señala Pablo. No obstante, no descartan que en un futuro también estén a la venta por sí solas para que las podemos utilizar en cualquier producto que tengamos en la nevera. Sin duda, una tecnología sencilla y eficiente que puede que haga que las fechas de caducidad pasen a mejor vida.

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