Más Madrid, desbordado por las críticas tira de censura en Twitter: ¿burbuja o legítima defensa?

Una polémica en Twitter con Martínez-Almeida pone de manifiesto cómo las redes sociales han pasado de fomentar conversaciones a limitarlas

Mónica García

Jacobo Pérez Miró

Publicado el - Actualizado

5 min lectura

¿Creen los partidos políticos en la democracia? Qué pregunta, si se presentan a elecciones y hasta les votamos. La cuestión es hoy más pertinente que nunca y el campo de batalla en el que se dirimen estas cuestiones es, para variar, el de las redes sociales. A modo de respuesta, más preguntas: ¿valen todos los discursos políticos en Internet? ¿Tengo derecho a no escuchar críticas en un espacio público? ¿Es mi derecho a no ser ofendido una categoría superior a su derecho a ofenderme? ¿Es que acaso tenemos tales derechos?

Sirva la última polémica tuitera para arrojar algo de luz. Los protagonistas: José Luis Martínez-Almeida, alcalde de Madrid y el partido de Mónica García, Errejón y Carmena, Más Madrid. Una historia contada en tres actos.

ACTO I: Más Madrid critica a Almeida

Es un partido joven, con líderes que representan lo más 'cool' del Madrid progresista, el que vive en el centro. Aun así, se definen de izquierdas y tienen como referentes a una médico-y-madre y a un exprofesor de la Complutense y cofundador-coenterrador de Podemos. El partido de Errejón y Mónica García trata de rentabilizar los resultados que le dieron las urnas en las últimas elecciones madrileñas.

Con un PSOE en K.O. técnico, Más Madrid no pierde oportunidad de mostrarse como alternativa "verde y progresista" a la pareja Almeida-Ayuso. Este miércoles, en Twitter, un ejemplo. "El alquiler es un grave problema social en Madrid que solo beneficia a los grandes empresarios y desde el PP, sin propuestas, solo saben criticar la ley que el Gobierno más progresista de la democracia quiere aprobar", es probablemente (o no) lo que alguien en el partido haya pensado. Hora de pasar a la acción: "Pon un tuit. Que sea ingenioso. Contra Almeida". Dicho y hecho:

"Brillante". Ahora tienen a Almeida contra las cuerdas. Saben que la propuesta de regular los alquileres o dar dinero a la gente joven para que los precios del mercado sigan subiendo no son suyas. De hecho, son de sus rivales en la izquierda, pero da igual. Han conseguido poner a Almeida frente a su propio espejo, le han dejado con las vergüenzas al aire, han destapado que ellos, una vez más son la única alternativa que piensa en la gente.

¿En toda la gente?

ACTO II: Almeida responde y Twitter se lanza sobre Más Madrid

Martínez-Almeida ha leído el mensaje. Estamos en Twitter, esa gran plaza pública en la que podemos generar una conversación global. Almeida se lo cree. Es más, se viene arriba. Toca responder al ingenio de Más Madrid con un mensaje que ellos puedan entender.

Una sola palabra. Les da la razón. Almeida no tiene pensado hacer una intervención directa del mercado del alquiler. Tampoco es que Más Madrid nos haya contado algo nuevo. Entonces es cuando empiezan a actuar las dinámicas que operan en Twitter y que poco o nada tienen que ver con el mundo real.

El mensaje de Almeida respondiendo a Más Madrid se viraliza. Respuestas, retuits y 'likes' que se cuentan por miles. Los hay que le critican, los hay que le apoyan y los hay que solo quieren avivar el fuego. Que no pare la fiesta, a ver si alguien más entra al trapo. Más Madrid se encuentra desbordado, sabe que entre las respuestas hay posibles votantes, ciudadanos de Madrid que no les apoyan a ellos, pero quién sabe... ¿Y si hay 'trolls', o lo que es peor: 'bots' intentando 'trollear'?

Este es el momento. Saboréelo. En Más Madrid se plantean una disyuntiva que solo puede existir en nuestra época. Puede que con su broma estén alentando discursos de odio. Puede que con su mensaje a Almeida solo hayan conseguido generar un ambiente tóxico que da alas a la extremísima ultraderecha. Las redes sociales son un espacio de libertad donde todos los ciudadanos pueden expresar su ideal de progreso para la sociedad, pero, "¿y si tienen ideas distintas a las nuestras". El horror se apodera de Más Madrid. Tienen una responsabilidad social. Hora de actuar de nuevo.

ACTO III: Más Madrid pasa de la censura parcial a la censura total

El responsable de redes sociales del partido de Mónicas García se enfunda sus mejores galas. Lleva capa, antifaz, es un superhéroe de las redes, un individuo (no presupongamos su género) que va a terminar con la amenaza fascista que un mensaje que no se ha entendido ha provocado. Maldito Almeida. Le tendrán que dar otra lección.

Es aquí cuando desde la cuenta del partido se empiezan a ocultar las respuestas que no le dan la razón al argumento de Más Madrid. En la esquina inferior derecha del tuit, en el apartado de "respuestas ocultas" se amontonan los mensajes de odio que sin vergüenza ninguna le dan la razón al alcalde de Madrid. "Si no los ves, no existen", deben pensar, es el razonamiento que la izquierda utiliza en tantas otras cosas. Pero no da resultado. Ocultar los problemas bajo una alfombra digital no hace que se solucionen, ¿quién lo iba a decir?

Después de censurar los mensajes no afines, hay que tirar de la palanca. "¿De verdad hace falta?". "Sí". Ya está, proteger a sus seguidores de comentarios que se salgan de su visión del mundo se plantea no como una postura propia de dictaduras, sino como una herramienta salvadora, liberadora. Piensen en la salud mental de los seguidores de Más Madrid.

Twitter

La palanca se acciona y el mensaje de Más Madrid deja de recibir respuestas. Twitter ha facilitado herramientas para que quien publique un mensaje tan solo pueda recibir respuestas de quien desee. Se acabó la conversación global. Se acabó el intercambio de ideas. Terminemos con una pregunta: ¿se acabó la democracia?

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