Eurovisión Junior 2020: Francia gana y Soleá logra un merecido tercer puesto
Tres participantes podrían haber actuado en playback, entre ellas la ganadora. España repite la medalla de bronce y mantiene su buena racha en el certamen infantil
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España brilla de nuevo en Eurovisión Junior. Soleá, la representante española, inyectó alegría y optimismo a Europa con una enérgica y convincente actuación de "Palante". La joven sevillana, de sólo nueve años, deslumbró a la audiencia en la final celebrada este domingo desde Polonia con su mezcla de pop urbano y rasgos flamenco donde no faltaron guiños infantiles y un descaro desbordante marca propia de la ya denominada 'Beyoncé de Triana'. Gracias a ello, Soleá consiguió la medalla de bronce del concurso al ser segunda en el televoto y sexta en el jurado (las máximas puntuaciones fueron de Alemania y Países Bajos entre los expertos con diez puntos a la candidatura española).
El mensaje de Soleá para el festival 'junior' era evidente: en tiempos de covid-19, cuando el desánimo y la tristeza rezuman de nuestros cuerpos, sólo queda mirar 'palante'. Y con esta descarga de esperanza, la andaluza contagió de ritmo y aires nuevos a una Europa apesadumbrada con una puesta en escena arrolladora, aunque algo oscura en cuanto a iluminación y discutible realización- y un más que aceptable nivel vocal teniendo en cuenta las duras exigencias de la coreografía.
La actuación arrancaba con Soleá bajo un foco y luces de neón en la pantalla LED que simbolizaban unas alas. Después, sus cuatro bailarines - todos con mascarilla - le acompañaban en un baile con unos skaters muy protagonistas durante la actuación. El baile mezcló movimientos de danza urbana con algunos pasos del flamenco, que fueron cosecha propia de Soleá.
Con toque urbano y muy cercano, la española cerró el show subida a unas cajas con el título de la canción escrito en grafitis. En cuanto al vestuario, Soleá lució un dos piezas color verde con reflejos dorados, muy 'callejero' y con un toque flamenco gracias a los flecos, elaborado por Beatriz Montero, y unas deportivas doradas, de Natalia Millares. Los flecos recordaron mucho al vestido que lució Salomé en el festival de Eurovisión 1969, que acabó ganando junto a otros tres países en un empate inédito.
"Ha sido una experiencia súper bonita y estoy contenta de haber quedado tercera", ha dicho la representante una vez acabada la gala. Las felicitaciones a Soleá por su actuación han sido numerosas, incluido el presidente del Gobierno Pedro Sánchez. "Enhorabuena, por este tercer puesto para España. Estupenda actuación con la canción 'Palante'. Un mensaje cargado de optimismo e ilusión, muy necesario en este complicado año que estamos atravesando", ha señalado en un tuit.
EL PRESUNTO PLAYBACK DE ALGUNOS PAÍSES, OBJETO DE POLÉMICA
El festival de Eurovisión Junior 2020, celebrado en plena pandemia del coronavirus, no ha podido sin embargo eludir la polémica. La edición pasará a la historia por ser la primera celebrada en condiciones particulares, con los representantes actuando desde sus países con una puesta en escena previamente grabada. Un sistema que quebraba el espíritu de unidad y el de igualdad en la competición pero que se antojaba a su vez como la única vía posible para que el certamen infantil no corriera la misma suerte que el sénior, que tuvo que ser cancelado en primavera.
La UER (Unión Europa de Radiodifusión), ente organizador del certamen, impuso que todos los países 'clonaran' un mismo diseño de escenario para armonizar el festival y que los diferentes representantes dispusieran de las mismas condiciones técnicas y escenográficas para grabar su actuación. Sin embargo, esta pretensión quedó rota cuando tres de los doce países habrían optado por el 'playback' y no por las voces en directo de sus artistas. Algo que contravendría las normas básicas del festival y que desvirtúa por completo el desarrollo del certamen y las votaciones emitidas por los jurados profesionales y la audiencia.
Bielorrusia, Francia y Rusia serían los países que habrían echado mano de las voz grabada mientras que el resto de países participantes, incluida España, mantuvieron su actuación en directo. Tanto la UER como el país anfitrión de la edición, Polonia, no han dado aún explicaciones de si se produjo este desgravio que habría roto por completo la neutralidad de la competición y el trato igualitario hacia todos los participantes, además de convertir el certamen por momentos en un show enlatado y deslucido.
Francia, una de las acusadas de echar mano del playback, fue la absoluta ganadora al arrasar en el jurado y en el televoto. La colorida apuesta de Valentina y su canción "J'imagine" obtuvo el favor del público europeo y el de los expertos, lo que la convierte en la primera candidatura francesa en ganar el festival Junior.
Con "J'imagine", Valentina lanza un mensaje positivo, con el que anima a los más jóvenes a soñar con un mundo mejor, lejos de la situación actual provocada por la pandemia de la covid-19. Pese a su corta edad (tiene sólo 11 años), Valentina tiene a sus espaldas una destacada trayectoria profesional. La niña afirma que su amor por la música nació desde que era muy pequeña y escuchaba a su madre, profesora de italiano, cantarle nanas. En 2018, se unió a los cuatro miembros de la banda Kids United Nouvelle Génération, muy popular entre el público más joven de Francia.
Por su arte, Kazajistán repitió la medalla de plata del año anterior con la emotiva balada de Karahat Bashanova en recuerdo de su padre fallecido. Con una de las puestas en escena más rompedoras de la edición - ambientada en un terreno volcánico y la cantante erguida sobre un vestido de varios metros de altura - la apuesta kazaja desbordó sentimentalismo en una de las actuaciones más memorables de una edición sobrecargada de baladas y medio tiempos. El trío neerlandes Unity y la bielorrusa Arina Pehtereva completaron el top5 de un festival en el que los participantes siguieron el desarrollo del concurso desde sus respectivos países. La nueva normalidad eurovisiva.